El encuentro con doña Eloísa (62) fue por esas casualidades que tiene el destino. No fue marcado ni organizado. Simplemente la encontramos ahí, en su “oficina”, que son las calles de San Lorenzo, junto a su fiel compañero de trabajo, su burro. Con sus manos fuertes y llena de vida e historia, saluda amablemente mientras ofrece las menudencias que vende casa por casa teniendo todos los cuidados sanitarios que esta época recomienda.
La burrerita recorre de punta a punta los barrios de la ciudad –y a veces un poco más– desde hace años. Sus pies cansados no la detienen. Ella continúa y con ello hace que esta tradición paraguaya perdure y aún más ahora por sobre la Covid-19.
Hace unas décadas eran como 200 esparcidas en todo el país. En la actualidad sobran los dedos de una mano para contarlas. “Es mi sustento diario y estoy orgullosa de mi trabajo. Ni la pandemia podrá con esta tradición que yo sé seguirá siempre. Quedamos pocas, pero jamás morirá lo de la burrerita”, dijo ña Eloísa, quien comentó que esta noble labor la heredó de su mamá, doña Daniela (86). “Mi mamá me hizo baquiana en esto y gracias a este trabajo pude dar de comer a mis seis hijos (uno ya fallecido), ahora todos mayores ya.
Gracias a Dios ellos me ayudan mucho también hoy en día”, agregó. “A mi burro lo cuido como a un hijo más. Es mi compañero de vida”, finalizó.
LA ÚNICA. Al parecer, doña Eloísa es la única burrerita vigente de San Lorenzo y quizás de las ciudades vecinas. “Yo sé qué esta tradición perdurará siempre en el tiempo”, dijo.
Bien temprano ya está al pie de cañón, contó
Eloísa no hace caso de la lluvia, ni le importa el frío o si hace mucho calor. Se levanta a las 4 de la mañana, reza un Padrenuestro, llena de menudencias los canastos de madera que carga su burrito y comienza el recorrido por los diferentes barrios. “Hacer esto me mantiene con vida. Me gusta trabajar”, dijo. Comentó que su marido tiene su carrito en el cual vende frutas y verduras. “Ambos salimos y nos cuidamos usando tapabocas y no nos acercamos a la gente, solo lo recomendable”, agregó.
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