“Ahora las personas tienen miedo y ya casi no se acercan para ayudarnos a tomar el colectivo o para hacernos cruzar la calle”, dijeron.

Desde que t iene dos años, para don Juan Ignacio Flor (46) sus dedos son sus ojos. El tacto le permitió ident i ficar la mayoría de las cosas y le ayuda a desplazarse de un lugar a otro.

“No sé qué haría sin mis manos, es fundamental para mí”, contó. Algo similar también opina don Juan Almada (38).

“Tocar las cosas es algo esencial en mi vida. Mis dedos son mis ojos, con ellos puedo ver”, dijo. Pero desde que el coronavirus invadió nuestro día a día, sus vidas –al igual que cientos de personas ciegas– cambiaron completamente.

¿Cómo es el día a día de una persona con discapacidad visual en este tiempo en que las señales son visuales y el sentido del tacto quedó “prohibido” para no contagiarse? “Uff… cómo cuesta. Es una lucha diaria, más aún para aquellos que somos independientes”, sostuvo don Flor.

“Ahora tocamos las cosas con temor, pero no nos queda de otra. Pero como tenemos miedo de tocar, la comunicación es difícil para nosotros”, agregó don Almada.

Don Flor comentó además lo que sufren al momento de querer tomar el colectivo o cruzar la calle.

“Nuest ra independencia siempre requiere de la ayuda de otra gente y ahora con esto de la pandemia las personas tienen miedo y ya casi no se acercan para ayudarnos a tomar el colectivo o para hacernos cruzar la calle. No digo que falte, pero sí se redujo mucho ese tipo de ayuda porque hay temor y está bien, no le podemos decir nada. Ahora tenemos que buscar muchos recursos que nos hagan no depender de lo que antes era habitual”, sostuvo.

PEDIDO

Don Flor pidió a la gente que por lo menos ayude a las personas con discapacidad visual desde la distancia ya sea con un grito o haciendo la parada al colectivo.

AYUDA

Don Almada lucha día a día para poder terminar sus estudios y ser un profesional. Pero para hacerlo necesita ayuda, ya que actualmente no está trabajando. Para ello se puede llamar al 0982 545 106.

“Si antes nos costaba hacer compras, ahora mucho más”

“Para muchos de nosotros es inevitable tocar o agarrar el pasamanos en el colectivo por ejemplo y uno tiene que atenerse a las consecuencias. Todo lo que tocamos nomás nos parece peligroso, por eso sí o sí llevamos nuestro alcohol con nosotros para desinfectarnos cada vez que tocamos algo. Sabemos que el peligro está ahí, no lo vemos pero lo podemos sentir”, dijo don Flor, quien vive en San Lorenzo.

“Si antes nos costaba mucho hacer compras en los supermercados ahora mucho más. Ahora no podemos ir tocando estanterías y productos para dar con el producto que queremos comprar y si pedís ayuda a lo mejor ayudan, pero no es la voluntad, la gente está con miedo, cuesta mucho más”, añadió.

“Es muy difícil oír la voz de quienes llevan la mascarilla”

“Es muy difícil oír la voz de quienes llevan la mascarilla. El tono de las voces al que estamos acostumbrados cambia. Esto nos impide identificar rápidamente a las personas”, dijo don Juan Almada, quien actualmente estudia Licenciatura en Ciencias de la Educación, en Ciudad del Este. “Ahora estudiamos de manera virtual. Todo cambió, pero no bajo los brazos para cumplir mi sueño y terminar mi carrera”, sostuvo.

Por su parte, don Flor trabaja en el Centro de Rehabilitación para Personas Ciegas y contó que también lo hace a distancia y que eso dificulta mucho.

“Por ejemplo el sistema braille –que es a través de puntos– necesitás tomarle la mano a una persona que no ve para ir mostrándole las letras y a distancia eso no se puede hacer. Lo mismo pasa para enseñarle a usar el bastón”, explicó.