A un año de aquel terrible accidente, Carlos Álvarez (24) deja atrás el mal recuerdo para celebrar el éxito de salir adelante del desafío.

Un viernes 13 de diciembre del 2019 un accidente laboral puso de cabeza el mundo de Carlos Álvarez (24). Al manejar una guillotina ¡se rebanó la mano! “Era casi el mediodía, estábamos por almorzar, necesitaba cortar una chapa, pero se trancó y sin querer pisé el interruptor”, recordó Carlos. Pero eso ya forma parte del pasado, después de todas las cirugías que le practicaron recuperó su mano y puede continuar con su vida normal.

En medio de los ruidos de máquinas, cortes de chapas y golpes de hierros, Carlos va realizando su tarea y comenta que no siente rabia por todo lo que pasó porque en su creencia está que “Dios hace las cosas por algo”.

Señaló que al principio se asustó mucho, pero trató de calmarse. Cuando ya se estaba yendo al hospital “me maldije por lo que estaba viviendo, pero después dejé todo en manos de Dios”, relató a Crónica.

Este joven tomó lo que le pasó como un gran desafío y según él no lo piensa soltar, ya que después de un año de recuperación volvió con las máquinas, a su misma actividad.

“Volví con miedo, pero no dejé que me supere todo lo que pasó. Para mí es una anécdota más que muchas veces usamos para reírnos inclusive con los compañeros, puedo decir que recuperé mi mano y toda mi vida”, tiró el campeón.

Explicó que se aferró a la espe ranza que le dieron los médicos de recuperar su mano y que fue además el milagro que el Altísimo le concedió. “Confié que iba a recuperar mi mano, no sé cómo, pero iba a recuperar. Después se dio todo”, explicó.

Histórico en medicina local

El accidente de Carlos marcó un hito en la historia por tratarse del primer reimplante de mano en el país. Para Juan Scarpetta, jefe de Carlos, lo que ocurrió también se trató de un milagro. El jefe fue quien tuvo una rápida reacción e hizo que la cirugía en donde le devolvieron la mano fuera posible.

Fue el primer accidente grave que tuvieron. “Yo estaba haciendo máquina también cuando escuché el grito, vino y me dijo me corté la mano completa, vi cómo de la máquina se caía el guante con la mano adentro”, explicó. Agregó que están contentos porque volvió y es un funcionario que produce como todos.

Con la buena onda de compas

Para muchos resultaría difícil permanecer de nuevo en un lugar que puso en peligro su vida, pero para Carlos eso no existe, porque dejó atrás los malos momentos, recuperar la sonrisa y la independencia.

“Lo que me hizo bien fue sentir la buena onda de todos mis compañeros. Ellos no me hicieron sentir diferente y me ayudaron para que todo siga igual.

Trato además de ver las cosas que puedo hacer para sentirme útil y no inútil después de lo que me pasó”, expresó.

El metalúrgico contó que prácticamente volvió a hacer el mismo trabajo y disfruta de eso, pese a que la movilidad de la mano no la recuperó del todo.