Suman y siguen… Ya son 7 los oligarcas rusos que, desde la invasión de Rusia a Ucrania, perdieron la vida y, además, se “llevaron” a sus familias a ese viaje sin retorno en medio de sospechas y especulaciones.

El multimillonario Alexander Subbotin, ex gerente de la principal empresa energética rusa, Lukoil, fue encontrado muerto, aparentemente a causa de un paro cardiaco, en el sótano de la casa de un chamán a donde fue supuestamente tuchaitere y con sobredosis.

El medio ruso de comunicación TASS fue quien informó que los sucesos se dieron en la noche del domingo, luego de un sábado de “alta joda”.

Lo llamativo del caso es que la empresa a la que pertenecía Subbotin es una de las tantas poderosas corporaciones que se manifestaron en contra de la invasión que ordenó el presidente Vladimir Putin a Ucrania.

Tanto él como otros seis muertos más tenían en común su vinculación al Kremlin, su inmensa fortuna, su relación con el gas ruso y una postura contraria a la guerra en Ucrania.

Anteriormente, ya habían fallecido Serguéi Protosenya (55) junto a su familia, en Girona, España, dejando una fortuna de más de 400 millones de euros, y Vladislav Avaev, ex asesor de Vladímir Putin, un día antes, también con su esposa e hija de 13 años en un departamento que tenía en Moscú.

Un día después de que Rusia invadiese Ucrania, Alexander Tyulyakov (65) y alto ejecutivo del gigante gasístico, fallecía en su casa de campo cerca de San Petersburgo. Se encontró su cuerpo ahorcado en el garaje, igual suerte que corrió Mikhail Watford (66), magnate del petróleo y gas el pasado 28 de febrero.

El multimillonario ruso Vasily Melnikov y su familia fueron hallados muertos en su lujoso apartamento de Nizhny Novgorod, en marzo.

Leonid Shulman (60) completa la lista. Fue hallado sin vida con las muñecas cortadas. Era un alto jefe de la gigantesca Gazprom.