Juan y Dalma están en una esquina de la Basílica de Caacupé. A su lado, una niña hermosa les ayuda a repartir gratis heladitos a los promeseros que quieren aplacar el calor en su paso por llegar junto a la santa patrona.
La niña se llama María Victoria y es hija de la pareja. “Ella es un milagro de la vida y estamos acá agradeciendo a la Virgen por su vida. Es la forma que encontramos para dar las gracias a nuestra madre”, relató Juan. Ellos son de Coronel Oviedo y llevaron a Caacupé unos 600 heladitos para los feligreses.
La historia que los lleva en el camino de la fe es muy emotiva. Hace unos años Juan y Dalma se conocieron por esos “encuentros” de la vida y desde entonces no se separaron. Compartieron mucho tiempo juntos y luego se casaron con la ilusión de formar una familia.
Pero a veces las cosas no pasan como uno desea. A su vida le faltaba una sola cosa, tal vez, la más importante: tener hijos.
Buscaron, intentaron, se esforzaron… Todo en vano. Luego de varios intentos y tras ir a consultar con el médico, recibieron la confirmación de que todo se complicaba. Fue allí cuando se encomendaron a la virgen María para que Dalma pueda ser también mamá. Un poco después volvieron al médico y escucharon aquella noticia que tanto querían escuchar: “van a ser padres”. La alegría fue inmensa.
“Hacemos esto porque nuestra hija es un milagro de la virgen, a mi señora le dijeron que no podía tener bebés y hace 3 años, el 8 de diciembre, ella supo que estaba embarazada. Mi hija se llama María Victoria, en honor a la virgen le pusimos ese nombre”, contó Juan a Unicanal.
“Le trajimos su ropita como el de la virgen porque nuestra promesa es vestirla así también cada año”, añadió Dalma.
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