La razón por la que los gatos pueden tener diabetes es la misma del ser humano: un deficiente funcionamiento del páncreas. Una enfermedad que no se cura pero se puede tener controlada y permitir que el animal viva muchos años con buena salud y que es fácil de detectar, basta con un análisis de sangre.
Y la diabetes en los animales se trata igual que en las personas: controlando el nivel de azúcar en sangre mediante pruebas con un glucómetro, inyectando insulina y controlando bien la dieta. Eso sí, sin los avances tecnológicos que tienen los seres humanos, en forma de bombas inyectoras de insulina o sensores.
Ese control debe ser diario y sistemático. Hay que tomarse muy en serio tener controlada una enfermedad crónica, que, aunque no duela, si se descuida puede derivar en graves problemas de salud.
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