DE MILAGRO NO PASÓ UNA DESGRACIA MAYOR, SOLO DAÑOS MATERIALES
“Dios salvó a mi hija de ser aplastada”, he’i
“Cuando sea grande le voy a contar cómo Dios le salvó de esto”, dijo don Nelson Giménez, todavía un poco asustado, pero con la alegría de haber presenciado un verdadero milagro. Su pequeña hija de tan solo 4 meses se salvó de ser aplastada por un enorme samu’ũ que cayó por la vivienda, específicamente sobre la pieza donde dormía la bebé.
No soplaba ni una pizca de viento. Fue la propia naturaleza la que le dio boleto al más allá al añejo árbol, quien se vino abajo y derribó casi todo el techo de la casa. Las tejas y ramas cayeron sobre la cuna de la beba que no sufrió ni un solo rasguño, ¡un milagro!
“Dios salvó a mi hijita de ser aplastada por el árbol, no hay dudas de eso”, dijo don Nelson. El hecho ocurrió en la compañía Mboi’y de Itauguá. De acuerdo con el relato de don Nelson y su señora doña Rocío Britos, la pequeña se encontraba durmiendo ya en su cuna, mientras ellos se preparaban para acostarse. De pronto ¡pum! Escucharon el ruido de la caída del coloso. “Uno de los tejuelones cayó por el mosquitero que está por la cuna y se partió, fue un milagro”, contó doña Rocío. El samu’ũ tenía unos 150 años y nunca se imaginaron que el feroz árbol iba a terminar destruyendo parte de la vivienda.
EL DATO
ARDUO TRABAJO
Bomberos y vecinos de la familia laburaron toda la madrugada y la mañana de ayer para lograr sacar todos los troncos y ramas del árbol caído.
FOTO 1
Así quedó la casa tras la caída del enorme y viejo árbol de samu’ũ.
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