“Sé que Dios les envió hasta acá para que yo pueda defenderme también de lo que se habló de mí. Gracias por venir”. Nos dijo con entusiasmo, aunque su voz delataba su tristeza que nacía en el fondo de su alma.
El video que se viralizó en las redes sociales – donde se lo ve manejando dinero con mucha naturalidad– desató la polémica y opiniones diferentes en las personas.
Algunos lo trataron de un fraude y pusieron en duda su ceguera. Otros lo defendieron a capa y espada, expresando que lo conocen muy bien y que él sí es una persona con discapacidad visual. Lo cierto es que todo ese revuelo le causó mucho dolor.
“Me duele que no confíen en mí. Estoy muy triste por lo que pasó”, contó a Crónica don Catalino Aquino (52), el protagonista de este caso. El mismo es el karai que se encuentra en la ciudad de Ypacaraí y que con una cajita de cartón que dice “una colaboración para este ciego” pide ayuda a los demás.
“Hace 25 años que quedé ciego. Aquí te muestro mi carné de discapacitado visual (lo saca de su bolso), vean, tengo que decir que lastimosamente estoy ciego”, agregó.
“Yo me enteré cuando me hablaron que estaba corriendo (el video). El que hizo esto ¿por qué no se bajó de su vehículo y me preguntó lo que yo estaba haciendo y se sacaba así su duda? No me dijo nada, ni una palabra en ese momento”, contó.
“Lo que yo estaba haciendo era acomodar la plata que había en el cartón. Después –como lo hago siempre– fui hasta la comisaría que está aquí a la vuelta y los policías me ayudan a contar y poner todo bien acomodado”, agregó.
“No niego, lo que pasó me puso muy nervioso y me causó mucho dolor porque dudaron de mí”, finalizó.
Un accidente que le cambió la vida
Don Catalino deja caer unas lágrimas cuando recuerda cómo fue que perdió la vista. “Yo trabajé más de 12 años en la Terminal de Asunción. Allí limpiaba colectivos.
Un tiempo después sufrí un accidente en la calle que me dejó ciego, fue hace más de 25 años. Me resbalé, caí. Mi cabeza golpeé fuertemente por el cordón de la calle y producto de eso perdí la vista.
Desde allí, mi vida cambió. Y es por eso que no me queda de otra que pedir mante la limosna en la calle, tengo mi familia y no tengo de otra”, contó.
“Nadie quiere dar trabajo a alguien así”
La esquina de Gral. Bernardino Caballero (variante de la Ruta 2 “Mcal. Estigarribia”) e Iturbe, en Ypacaraí, es el lugar donde don Catalino se acomoda todos los días bajo una sombrilla que lo protege del fuerte sol. Es su segunda casa.
“Me levanto a las 3:30 de la mañana. Vivo en Atyrá. A las 5 de la mañana ya estoy aquí en Ypacaraí. Hace 11 años que estoy en este lugar; es decir, anteriormente estaba más cerca del peaje, pero ahora me acomodé aquí. Es que nadie quiere dar trabajo a una persona así. Y no me pienso dar por vencido”, dijo.
Conocido y querido por los choferes
Don Catalino es una persona muy querida en la zona. “Todos los días está en el sol, la verdad que duele que la gente hable todo de balde, es una pena”, comentó don Óscar Morínigo, vendedor de la zona, y quien le lee diario Crónica a don Catalino.
“Antes que amanezca, él ya está ahí”, agregó. Comentó además que los choferes y camioneros que pasan por aquí son todos sus amigos.
“La sombrilla que tiene le regalaron los camioneros. Los choferes y camioneros le conocen todos. Cuando sube al colectivo, el chofer ya sabe dónde bajarle, tanto cuando viene de Atyrá a Ypacaraí como cuando regresa”, agregó.
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