• Los detenidos se tiraron la pelota respecto a la autoría del crimen culpándose mutuamente.
• Al menor de edad que participó del robo le dieron 30 mil guaraníes para comprar su silencio.
• Este adolescente dijo que escuchaba como la pobre mujer gritaba, pedía auxilio y rogaba para que no la matasen.

Para robar G. 200.000, tres vecinos ingresaron a la casa de Silvia Lorena Cabrera (22) y la asesinaron ante su hijo de solo 2 años. Los supuestos autores fueron detenidos y, aunque entre sí se contradijeron en cuanto a la autoría del homicidio, admitieron haber participado en el homicidio.

El crimen ocurrió el 4 de mayo en la fracción Villa Dorita. Óscar Gamarra encontró a su esposa tendida en el suelo sin vida de su casa y su hija llorando.

Agentes de la subcomisaría 14 detuvieron como supuestos autores del hecho a Cristóbal Díaz Rivas (28), a Tomás Duarte Bogado (41) y a un adolescente de 16 años.

Teófilo Benítez, jefe policial, explicó que el papá del joven contó a los miembros de la comisión de seguridad del barrio que su hijo fue amenazado de muerte por los autores del crimen.

Tras su aprehensión, el menor contó que ese día a las 06:30 salió de su casa en  el motocarro de su papá y fue junto con Cristóbal Díaz hasta la vivienda de Silvia. Allí, Cristóbal le dijo que esperara porque él y Tomás –que estaba en el lugar– ingresarían a la casa.

El menor dijo que escuchó que la mujer gritaba, pedía auxilio y rogaba que no la mataran, mientras la bebita lloraba. Rato después salió Cristóbal y abordó el motocarro, entregándole G. 30.000 para que no los delatara.

Los detenidos reconocieron entrar a robar a la casa de Silvia, pero uno y otro se echan la culpa respecto a quién cometió el asesinato.

LOS CONOCÍA

Los detenidos fueron trasladados a la Jefatura de Policía donde guardan reclusión. Óscar Gamarra, marido de la finada, contó que lo que se robaron de la casa fueron un celular y G. 200.000, “que yo le había dejado para mi bebe’i y para ella, antes de ir a trabajar”. El hombre dijo que conoce a Cristóbal Díaz porque él se fue dos veces a su casa a pedir herramientas prestadas.