• ¡BENDITA PAZ! Don Rogelio fue uno de los que más festejaron el “basta de guerra”, ya que fue prisionero de guerra y debió padecer hambre, frío y mucho más

Sentado sobre una silla de cable, con una gorra de lana que le cubría su cabello canoso, y con una sonrisa que transmitía alegría, Rogelio Mereles, un héroe viviente con 103 años, fue parte de la guerra de 1932-1935, en el Chaco paraguayo. Él fue a defender su tierra guaraní y recibió una bala en el lado izquierdo de la cabeza, que lo llevó a caer como prisionero, siendo derivado hasta Quime, lado boliviano, lugar donde tuvo que soportar frío, hambre y mucha sed.

“A mí me dispararon justo en la cabeza y caímos presos, ahí pasamos frío y hambre”, decía don Rogelio, recordando aquel momento que marcó su vida.

Con solo 17 años se alistó y sin decir más fue a luchar, recordó que durante un año con los demás prisioneros tuvieron que hacer el camino para el cerro en Quime y que cerca de las 14:00 horas más o menos el frío de a poco iba, volvieron hasta que caía la noche y ellos debían dormir sobre hielo.

“Nosotros cantábamos para hacer pasar la noche. Mucho frío hacía. Masticábamos la planta de la coca para soportar, hasta llegué a tocar el cielo”, decía el héroe subiendo y bajando su brazo izquierdo mostrando cómo pasaban las nubes entre sus dedos.

Una vez que la paz fue firmada con el país vecino, Mereles volvió nuevamente a nuestro país, pero antes tuvo un pequeño romance con una boliviana, con quien tuvo una hija pero nunca la conoció ni la vio. En Paraguay se casó con una bella kuña guapa, con quien tuvo dos bellas hijas a quienes llamó Irma y Brunilda, más conocida como Lola, mujeres quienes hoy día están al cuidado de su querido padre, quien forma parte de la historia de nuestro país.

“Él es una joya para nosotros, encima es más sano que yo”, decía Lola, hija quien se desvive para cuidar a su padre.

Fue jugador en Sol de América, además de constructor en obras

Mereles, siendo un joven fuerte y con ganas de trabajar no se dejó estar. Cuando volvió de la guerra, como amante del fútbol empezó a jugar en el club Resistencia, que se encuentra en la Chacarita, lugar de donde él es oriundo. Tan bien le iba, que su pase fue vendido al club Sol de América, en donde jugó con la casaca número 10.

“Él siempre fue deportista, le gustó toda la vida, después incluso viajó a Nicaragua y a Colombia jugando”, decía su hija Lola.

Resaltó además que fue constructor de obras levantando así la iglesia “Perpetuo Socorro” y la iglesia “San Vicente” ndaje. “Él construyó nuestra casa, siempre fue muy guapo y activo, fue siempre un padre ejemplo para nosotras”, decía la hija emocionada mirando a su querido héroe.

103 Años

De vida tiene el gran héroe de la Patria, que cayó preso en manos de los bolivianos, debiendo pasar muchas penurias.