Uno tiene mil maneras de demostrar su amor por algo o alguien. En este caso, un arriero no encontró mejor manera de plasmar sus sentimientos hacia la cerveza.
Por ese motivo decidió inmortalizar algún evento o momento especial que le pudo ocurrir por lo que fue a tatuarse en el antebrazo el código de barras de una cerveza que se vende a 3×10 y para demostrar fue hasta una conocida cadena de súper a demostrar en video su “hazaña”.
Al acercarse al lector de códigos con el que cuenta el local, colocó su brazo para que la luz infrarroja leyera las barras codificadas. Segundos después apareció en la pantalla, donde aparece el precio del producto, que la lectura era la correcta: salía el costo de la botellita de la rubia espumosa.
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