La multa para los que no obedezcan esa regla es de 70.000 guaraníes. Incluso si es reiterativo se les expulsa ndaje.

En estos últimos años se debatió mucho sobre si está bien o no piropear a las yiyis. Incluso se quiso introducir una ley antipiropo que castigue severamente a los arrieros que piropeen. Pero había sido en ciertos lugares de trabajo se prohíben los piropos a las chicas hace tiempo. Es lo que ocurre en una parada de taxi de la ciudad de San Lorenzo, donde establecieron varias reglas y entre ellas está la de multar a aquel que se le ocurra piropear a alguna chica que pase por ahí.

Así lo confirmó don Isabelino Franco, quien ya tiene 24 años de servicio. “El piropo está terminantemente prohibido acá porque puede ser una pasajera la que pasa que luego quiera utilizar el servicio, puede ser la esposa de algún compañero también. El motivo principal es que este es nuestro lugar de trabajo y tenemos que dar una buena imagen, todos los que por acá pasan pueden ser clientes”, aseguró el trabajador.

La multa es de 70.000 guaraníes para la primera oportunidad. “Después podemos dejarle sin teléfono, esa ya es la segunda ocasión y la tercera es expulsión. Nosotros tenemos acá nuestra personería jurídica y por ende nuestro reglamento”, agregó el trabajador.

He’i que toditos los que trabajan en la parada se alinean al reglamento y nunca recibieron queja de ninguna yiyi sobre este tema. “Acá los muchachos son todos luego muy discretos. Los taxistas somos muy cautelosos luego en todo sentido y es justamente por el trabajo mismo que llevamos, trasladamos a mucha gente pues”, siguió el laburador.

Todo lo que ven y oyen es confidencial para ellos, aseguran.

Don Isabelino Franco es propietario de uno de los taxis que funciona en la Parada N.º 25 y ya tiene muchas vivencias y anécdotas que contar. A él ya le tocó trasladar a personas muy conocidas, amigos, vecinos, personas casadas incluso a los moteles de la zona, pero el trato es totalmente profesional, pues toda esa información se la llevará a su tumba, he’i.

“Es confidencial eso. Nosotros vemos muchos, sabemos mucho, pero simplemente nos callamos porque de eso se trata nuestro trabajo, simplemente hacer el traslado. Cuando estamos al volante nosotros no le conocemos a nadie”, aseguró.

A don Franco le tocó avei muchas veces devolver pertenencias de las personas que olvidaban sus cosas en el taxi. Él es padre de cinco hijos, muchos de ellos ya incluso profesionales.