El suboficial principal Carlos Meza, desde tempranas horas y hasta la noche hace de “colectivero” en un camión de las Fuerzas Armadas y se gana muchos aplausos.

El fuerte zumbido del motor revela que el servicio debe iniciar. Con el pie bien fuerte sobre el acelerador va camino a cumplir con su gran deber que hoy en día tomó otro estado debido a la gran crisis a la que está sometido el país a causa del coronavirus.

A lo lejos, con su uniforme bien puesto, un suboficial demuestra que para él y sus camaradas las excusas no existen, ya que desde que juraron defender al país y velar por la seguridad de la ciudadanía, también se referían a este acto que hoy en día todos aplauden.

“Hacemos lo que podemos con lo que tenemos”, expresa desde su puesto de chofer del camión de las Fuerzas Armadas, el suboficial principal, Carlos Meza. Las calles sanlorenzanas se cubrían de oscuridad mientras él y su compañero, el sargento segundo de Infantería Diego Agüero, bajaban a los últimos pasajeros de su camión. Y es que ante la falta de buses en todo el país ellos mojan la camiseta para poder acercar hasta sus lugares de trabajo, en las mañanas, y hasta sus casas, en horas de la noche, a todas las personas que a diario salen a las calles en busca de su “puchero”.

“Cuando todo empezaba con la resolución presidencial, las calles estaban llenas de caras de angustia y desesperación. Cuando nos veían se llenaban de alegría porque sabían ya que nosotros les íbamos a llevar”, relata Meza.

En su travesía de todos los días cuenta que se siente muy feliz y orgulloso por lo que están haciendo debido a que llevan alivio a todos los que estaban por horas esperando un micro para poder llegar a destino.

CON CAÑEADAS. En los últimos días, los militares fueron cañeados por el presidente de la Cetrapam, quien amenaza con parar los servicios si es que no hay subsidio. “Vamos a seguir pase lo que pase”, dijeron.

CON ESCALERITA. El sargento segundo Diego Agüero ayuda a las personas a subir a los camiones por medio de una escalerita, debido a la altura del vehículo. Meza explicó que avei ayudan a los pasajeros con todas sus cargas.

SE DESINFECTAN. El suboficial aseguró que tras llegar a sus casas se desinfectan debido a que de la misma manera de la que cuidan de sus pasajeros, lo hacen con sus seres queridos. “Nos cuidamos entre todos”, he’i.

Sonrisa de los pasajeros es el ¡mejor regalo!

El suboficial principal Carlos Meza lleva 26 años sirviendo al país dentro de las Fuerzas Armadas. Contó que incansablemente dedican su vida al servicio de la gente y eso lo demuestran con los horarios corridos en los que laburan hoy en día.

“Nosotros vamos a seguir ayudando a todas las personas que necesiten de nosotros. Las Fuerzas Armadas van a seguir dando todo lo que pueden para que la gente pueda seguir trabajando en medio de la pandemia”, dijo.

Meza asegura que la sonrisa de las personas que con tranquilidad llegan a sus trabajos es el mejor regalo que pueden recibir en medio de todo el tenso ambiente que se vive.

Cumplen con normas de seguridad avei he’i

Mientras Meza ocupa toda su concentración en el volante, el sargento segundo Agüero se encarga de todos los pasajeros que suben y bajan del camión durante todo el día. En ese sentido, aseguran que hacen cumplir también las normas sanitarias en todos los puntos.

“Nuestro camión es desinfectado cuando cumple con su redondo. A las personas que suben les hacemos guardar distancia para evitar la aglomeración”, explicó el suboficial.

Aseguró que cuando un pasajero sube y el otro baja les colocan alcohol en gel en sus manos para que puedan circular con más seguridad. “Tenemos todos los insumos para que la ciudadanía esté segura. Gracias a la gestión de nuestros superiores tenemos todo lo necesario para que nuestros pasajeros estén protegidos”, recalcó Meza.

En el horario “mbopi” son los únicos ra’e

Durante la mañana henyhê los pasajeros que están esperando la invitación de los militares para que puedan llegar a destino.

Pero lo que realmente sienten un gran alivio cuando ven el camión de las Fuerzas Armadas son las personas que trabajan hasta la última hora debido a que su espera por un micro que les lleve hasta sus casas se vuelve interminable. “Cuando hacemos nuestro último viaje a las 22:30, ahí lo que vemos muchas personas felices. Casi ya no hay colectivo y prácticamente somos los únicos que seguimos trasladando personas”, dijo el suboficial. Esta sitú colocó a los militares como los “salvatore” del rollo en la hora “mbopi”.