SIRIA. Agencias
Rehan Kurdi, mamá de Aylan, tenía miedo de subir al bote con su marido y su otro hijo Galip, para huir de la guerra de Kobane. Le contó eso a su cuñada que vive en Canadá.
Un mal presentimiento no la dejaba dormir. “Le tengo mucho miedo al agua, no quiero ir”. Esas fueron las últimas palabras que la mujer de 32 años quien no sabía nadar y creía que el subir al botecito con sus dos pequeños hijos sería muy peligroso. Pero también sabía que lo que su marido le proponía era la última alternativa posible para escapar de la guerra. “No sé cómo nadar si algo sucede, no quiero ir”, había dicho la mujer quien falleció junto a sus pequeños en el mar Mediterráneo.
ENTIERRO
El hombre, que perdió a su mujer y sus dos hijos, regresó a Kobane para dar sepultura a su familia. “No quiero nada más de este mundo. Quiero enterrar a mis chicos y sentarme a su lado hasta morir”, había dicho Abdullah. Una gran cantidad de personas se acercaron a consolar al padre, quien se mostró consternado y prometió quedarse junto a sus tumbas “hasta morir”.
CULPABLE
El padre de los niños dijo ser el único responsable de lo que sucedió. “No acuso a nadie, lo pagaré toda mi vida”. Además, se preguntó de qué le sirve la solidaridad del mundo si perdió lo más preciado que tenía. “Mi hijo figura entre los muchos muertos. Hay que hallar una solución”, manifestó.
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