DALLAS. Agencias

Kelley McKissack, de unos 28 años, y su marido Aaron McKissack llevaban años deseando tener un hijo, pero todos sus intentos habían sido frustrados: hasta 3 veces se había quedado embarazada, pero en todas ellas terminó abortando de manera natural. Cuando ya comenzaban a hacerse la idea de que tenían que adoptar, su médico les habló de la maternidad “subrogada”, o sea, el famoso “vientre de alquiler”.

Ahí nomás a Kelley se le ocurrió que su mamá podía darles una mano, o en todo caso, un vientre. “¿Y si mi madre da a luz a su propia nieta?”. El médico dudó por la edad avanzada de la señora, una mujer que al momento de plantear la posibilidad tenía 53 años de edad. Es más, Tracey Thompson ya había pasado la menopausia, pero ante la esperanza de la pareja, decidió tomar los riesgos.

Es importante subrayar que a Tracey le introdujeron dos embriones de la pareja, de los que solamente arraigó uno, en este caso una niña.

La inseminación se hizo en abril del año pasado, y el 6 de enero de este 2016, como si fuera un regalo de los propios Reyes Magos, la bebé ha nacido completamente sana y pesó 3 kilos y medio, trayendo alegría a la casa de la familia McKissack y cumpliendo el sueño de sus padres.