Caacupé. Especial
Lejos de estar plagueándose porque perdieron su hogar, un matrimonio de abuelos de la compañía Akã Ro’ysã, de Caacupé, se puso las pilas y de a poco están levantando la casita en donde vivían, ya que esta se cayó casi en su totalidad por culpa de las lluvias.
Don Justo Aranda, de 77 años, y su compañera de hace treinta años, doña Concepción Rotela (68), están trabajando a full como albañiles, a pesar de la edad y la enfermedad del marido, quien hace un tiempo sufrió un derrame cerebral. Pese a todo, nada le impide trabajar.
“Ahora estamos levantando la pared, mi marido se encarga de poner los ladrillos y yo preparo la mezcla y le paso” contó orgullosa doña Concepción, que con su marido son ejemplo para todos.
El matrimonio valé tiene 9 hijos que también ayudan, pero como son de escasos recursos no se pueden dedicar en tiempo completo a hacerle la casa a sus papás, ya que también tienen que trabajar para mantener a sus respectivas familias. Solo los fines de semanas algunos de ellos se pueden acercar a dar una mano.
“Ahora estoy cavando para cargar arena para el piso de una de las piezas, porque ya nos queremos mudar antes que llueva ya otra vez, mis nietos están acarreando la arena porque de mi dolor de cintura ya no puedo”, dice la abuela guapa.
GUAPÍSIMOS
“Tenemos gallinas, chanchos y nuestra chacra. Ahí nos vamos nosotros dos solitos, los dos juntos hacemos la carpida y el cultivo. Ahora ya tenemos mandioca nueva y poroto. Cuando hace mucho calor me voy sola un ratito, para revisar que nadie lleve nuestro sacrificio”, dice ña Concepción. Contó que ambos cobran la ayuda que les da el Estado a las personas de la tercera edad, pero que no les alcanza porque los remedios de su marido son muy caros.
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