• Nunca conoció a su madre, no creció con su papá, sus tías y tíos le hicieron el aguante en Ciudad del Este y Tavapy. Su primera carrera hizo con un “champión chino”; ¡ganó! Ese día supo que sería atleta. Hoy, por mérito propio, su nombre está anotado para los Juegos Olímpicos.

Corrió por primera vez en la carrera de San Blas, en Ciudad del Este. “Tenía 12 años, corrí con mi champión chino, durante tres días por ahí me dolieron los pies después. Pero valió la pena. Mi tío me dijo que si ganaba me iba a ir a Tavapy, a la casa de abuelo y mis otros tíos”, dijo.

Derlis Ayala se ganó el viaje al pueblo de su abuelo, a 60 kilómetros de Ciudad del Este. Ese incentivo le sirvió para querer superarse día a día, lo que más tarde lo convertiría en atleta profesional. “Yo corría, corría… Cuando ya vivía en Tavapy, mis tíos me mandaban a comprar cosas del almacén y yo iba corriendo y volvía corriendo”.

– ¿Eras un correcaminos?

– Y más o menos jajaja…

– ¿En la escuela eras travieso, eras de dar un nambíro al compañero y correr después?

– No hacía eso, pero siempre fui muy inquieto. No me quedaba luego.

– Sabemos que tu infancia no fue fácil…

– Fue muy difícil. Nunca conocí a mi mamá, mi papá tuvo su otra familia… Crecí con mis tías y tíos. Tengo 9 tíos, viví en la casa de todos y en otras casas también. No sé qué iba a ser de mí sin ellos. Les agradezco mucho, porque también me educaron. Yo pude terminar el colegio, tarde, pero terminé. A los 22 años terminé, era el más grande, ya medio no encajaba por mi edad jaja… Pero no importa el cuándo, lo importante es terminar. El deporte no es para toda la vida y uno tiene que estudiar.

– ¿Buscaste a tu mamá, querés conocerla todavía?

– Ya tengo 26 años. A la mamá le necesitamos más cuando somos chiquitos, cuando estamos creciendo. No sé lo que es tener mamá, por eso ya no me nace la necesidad de saber quién es, quién fue, no siento le necesidad de conocerla. Yo desde que nací vivo con mis tías, ellas me criaron. Con mis tíos también.

– Muchas veces el no tener el acompañamiento de una mamá, de un papá, hace que uno se incline hacia los vicios, la delincuencia, vos te refugiaste en el deporte, ¿fue difícil esa infancia que te tocó vivir?

– Tuve una infancia difícil. Yo también en el colegio empecé a fumar. Sé que uno sin querer va hacia la delincuencia. A mí el deporte me salió en el camino justo cuando tenía 12 años, me dio satisfacciones y me permitió ponerme metas. Pero también tengo que agradecer a los tíos por sus consejos.

– ¿Cuándo te entregaste totalmente al deporte?

– A los 15 años, cuando me salió una beca y vine a Asunción. Vivo aquí desde esa edad.

– ¿Extrañás Ciudad del Este?

– Extraño Tavapy. Es el lugar de mis afectos.

– ¿Qué recuerdos te trae?

– Mis tíos, mis amiguitos, la pesca…

– ¿Quién fue tu tío preferido?

– A todos les quiero por igual. No sé qué sería de mí si no me cuidaban en los primeros años de mi vida. Cuando vine a los 15 a Asunción ya vine a vivir en el Comité Olímpico. Desde ahí me manejé solo. Después pude salir del Comité y quedarme por Asunción, en distintos lugares, pero ya dedicado íntegramente el deporte. Hoy día vivo con la presidenta de mi club (Myrta Doldán, presidenta del Paraguay Marathon Club), desde hace 5 años.

LA CLASIFICACIÓN

Derlis se ganó un lugar para las Olimpiadas de Río de Janeiro tras superar el tiempo fijado para la clasificación en la maratón de Rotterdam, en Holanda. La marca mínima era correr los 42.195 km en 2 horas con 19 minutos. Él hizo en 2 horas con 17 minutos.

“Hace tiempo vengo ganando competencias. Por falta de apoyo tuve que dejar la pista. A sugerencia de la presidenta de mi club opté por correr ruta y fui primero a la maratón de España. En la primera ya batí un récord con una antigüedad que tenía 29 años. En las siguientes carreras seguí batiendo récords nacionales. Y sigo corriendo por mis sueños”, nos dijo.

– ¿Y tu sueño máximo era llegar a los Juegos Olímpicos?

– Los Juegos Olímpicos son el tope máximo para nosotros. Ahora voy por la medalla de oro para Paraguay.

– ¿Cómo ves el atletismo en Paraguay?

– Paraguay debería tener más representantes. Eso no se logra apoyando solo a los atletas cuando están en la recta final, tipo para ir a competir a los Juegos Olímpicos. El deporte se debe iniciar ya en la escuela, con intensidad y en varias disciplinas. Acá en las escuelas los profesores de educación física te dan una pelota y se sientan a mirar. Por eso no están explotando los talentos. El Comité Olímpico debería hacer una planificación con el Ministerio de Educación. Yo quiero ayudar para que otros chicos puedan llegar.

– ¿Tabajás como entrenador también?

– Me dedico 100 por ciento a entrenar. Y no puedo enseñar, no puedo hacer otra actividad ahora, porque esto lleva mucho tiempo y no me quedo. Ahora, por ejemplo, más estoy entrenando en Brasil. Yo creo que cuando mi etapa competitiva se termine ahí voy a entrar a trabajar como entrenador.

– ¿Cuántos kilómetros por día corrés?

– Mi promedio por día es 30 kilómetros de corrida.

– Pasando a otro ámbito de tu vida, ¿tenés novia?

– Tengo novia.

– ¿Comparte tu misma pasión?

– Sí, los dos hacemos atletismo, ella hace pista y yo maratón.

– ¿Planean casarse?

– Por ahora no. Tenemos que explotar al máximo el deporte. Cuando uno tiene familia es más difícil.

LE OFRECEN CORRER POR APUESTAS

– Fuera de lo que es la competencia profesional, ¿te piden algunos correr esas carreras de 100 metros que se hacen en algunos lugares por apuestas?

– Todos me quieren llevar a las carreras, de esas de 100 metros. Pero yo no estoy para correr esas carreras.

– ¿Por qué?

– En esas carreras se juegan muchas cosas. Y yo les puedo decepcionar.

– ¿Por qué creés que les podés decepcionar?

– Porque creen que yo corro muy rápido y eso no es así. Yo soy muy sincero, no soy el indicado para esas carreras de velocidad. Soy maratonista, tengo resistencia, no velocidad de pique.

– ¿Practicaste fútbol?

– El fútbol es lo primero que uno hace. Fui a la escuela de fútbol. Pero dejé por una anécdota que me pasó. Hice un gol en contra en la final. Era suplente, me metió el profe, metí un gol en contra y ahí me sacaron otra vez. Me piché y dejé.