• “COMER ASADO”. Para festejar, armó una “comilona” en familia, con ganas de festejar a lo grande
• PERSEVERÓ. Don Leónido estuvo más de 10 años con la enfermedad. Tuvo sus altos y bajos pero gracias a su fe, hoy dice con alegría “estoy sano”

Su vida transcurría tranquila. Rodeado de sus seres queridos, el día a día lo vivía a pleno, con los logros y los fracasos propios de cada uno.

Pero una noticia terrible golpeó su puerta, de esas que a muchos, aún antes de entrar a lo peor, ya les quitan las ganas de seguir luchando: un estudio reveló que tenía cáncer.

Si bien es cierto que el primer golpe lo dejó algo tambaleante, rápidamente don Leónido Sánchez volvió a ponerse de pie, pisando fuerte y encarando la vida con la misma fe como lo hizo siempre.

“Cuando te dan una noticia como esa, es una situación que solo vos podés entender, nadie más… Pero yo siempre tuve mucha fe en Dios, le pedía a Él que me cure. Hoy te puedo decir que me curé del cáncer, le recé mucho a Dios, y escuchó mis plegarias” recordaba don Leo lleno de alegría.

El mal concreto que lo aquejaba estaba instalado nada más y nada menos que en la sangre: le diagnosticaron leucemia, contó.

“Es mucho el sacrificio que se hace cuando se tiene algo como esto. Hay que hacer al pie de la letra lo que te dicen los doctores, perseverar y luchar a pesar de los dolores que muchas veces te quieren vencer”, recordó.

Pero ahora, la historia es otra. Sanado, según asegura gracias a la fe que siente tuvo en el Señor, don Leo sabe que volvió a nacer. Y quiere seguir por el buen camino.

DÉCADA

En total fueron unos 10 años los que don Sánchez estuvo batallando contra este terrible mal.

¡FELIZ!

El poder salir airoso de una batalla tan larga donde siempre estuvo asomada la muerte, hoy lo llena de vida.

“ESTOY SANO”

Encontrar a una persona en el Hospital del Cáncer sonriendo de oreja a oreja por los pasillos de por sí llama la atención. Lejos de esos rostros que denotan preocupación entremezclada con tristeza y desazón, don Sánchez estaba que por poco no bailaba en una pata.

“Ahora vine a retirar mis resultados y estoy completamente curado. Este análisis dice que estoy sano, pero igual me tengo que cuidar” aseguró.

De todos modos, el haber podido dejar atrás un capítulo de su vida escrito en medio de la incertidumbre y muchas veces cargado de dolor y temor, hizo que este hombre nacido en Caaguazú, y de “buena madera”, se dé un gustito para la celebración: “Ahora voy a festejar que me curé del cáncer. Me voy a ir a mi casa y voy a hacer un asado con mis hermanos y amigos”, contó muy feliz.

El día que cambió para bien su historia fue cuando apareció la donante de médula. “Pareciera que se abrieron las puertas de los cielos”, he’i. Reconoció que dentro de esos 10 años casi interminables no fue nada fácil el despertar cargado de incertidumbre, en los que tuvo momentos en los que casi se daba por vencido.

Cuando el camino se ponía sombrío, las ganas de seguir en este mundo lo revivían y le recargaba las pilas. Eso sí, cuando sentía dentro suyo que la esperanza lo iba abandonando, “le rezaba a Dios para que me siga dando fuerzas”. Hoy, cuenta con orgullo cómo ganó esa difícil batalla.