• ÚNICA. Hace un tiempo se hizo conocer su historia, hoy cuenta anécdotas de lo que implica estar detrás de un volante escapando de la muerte

Liliana Cantero (50) encontró que servir a los demás era la vocación que le surgía del corazón. Es algo que no solo la llena de orgullo a ella y sus familiares, sino que le trae esa paz interior que muchos buscan y pocos encuentran.

Su historia se dio a conocer un tiempo atrás. Esa que contaba cómo cambió las pasarelas cargadas de bellezas por calles plagadas de tránsito, o pasar de una corona en la cabeza a un volante en el alma.

“Siempre sentí que lo mío era servir. En 1999 juré como bombero, y unos años después comencé a conducir ambulancias” recuerda Lili. Hoy, ella es chofer de una de las ambulancias del Servicio de Emergencia Médica Extrahospitalaria (SEME), donde está desde hace 8 años. Y en todo este tiempo ya guardó miles de anécdotas que nunca olvidará.

“Nosotros cuando estamos capacitados de una manera especial por nuestro trabajo. Por ejemplo, podemos utilizar a los curiosos a nuestro favor” empezó contando. Hay momentos en que solamente salen ella y algún paramédico, entonces es allí donde faltan manos para auxiliar lo más rápido posible al herido. Es así cuando ellos aprovechan la presencia de curiosos, quienes sí o sí ayudan a auxiliar.

“Recuerdo un caso cuando mi compañero y yo salíamos de nuestra base de Limpio y nos íbamos a la base central para hacer cambio de guardia. Nos encontramos con un camión de gran porte y un motociclista debajo en una situación bastante grave”, he’i.

“Yo me tenía que hacer cargo de asistirle al accidentado y él en la ambulancia de los tubos para entubación, preparar el suero y todo eso. Yo debía alzarle a la tabla, pero estaba complicado. Entonces miré a mi alrededor y vi la cantidad de curiosos y empecé a comandar, a cada uno les dije qué hacer y así le alzamos en la camilla”, recordó.

Expresó que la satisfacción más grande para ella fue saber que gracias a su trabajo y la ayuda de los curiosos, unos meses después recibió la llamada del jovencito accidentado agradeciéndole por lo que hizo.

Es bombero hace añares y hace dos años enfermera

Desde el año 1999 que Liliana se inició como bombero y por su trabajo y su estudio tuvo que dejar hace un par de años, pero piensa retomar.

“Hace dos años terminé Enfermería y estudié eso justamente por mi trabajo. En SEME nos capacitan siempre, pero yo quise profundizar”, contó.

Salvar vidas es la pasión de Liliana. Si bien es una profesión que lastima mucho también, por lo que deben ver en el día a día, ellos tratan de contenerse entre compañeros y de no involucrarse tanto con los casos.

“Tratamos de que no nos afecte mucho, por eso incluso no hacemos seguimiento de los casos para saber si sobrevivió o no porque podría frustrarnos”, aseguró. Liliana pretende seguir salvando vidas por mucho tiempo más.