Una mañana calurosa de algunos años atrás, don Víctor Ruiz Díaz despertó y se encontró solo con sus siete hijos. Su pareja no estaba. Pasaron las horas y ella no volvió. Había decidido abandonarlos. Hasta ahora el don se pregunta el porqué. Fue un golpe duro, asegura, pero sacó fuerzas de donde podía para criar a sus retoños con una fórmula que mezcla trabajo, amor y mucho sacrificio.

Don Víctor es un trabajador nato. Hace de todo: albañil, limpia patios, jardinero, ere eréa. Pese a ello, la plata solo alcanza para comer. Vivían en la piecita de madera, dormían en el suelo, no contaban con energía eléctrica. A don Víctor le dolía mucho tener así a sus hijos, pero no bajaba los brazos.

Con honestidad salía a laburar y soñaba que en algún momento las cosas cambiaría en su humilde casita en la zona de Arroyo Verde, Cambyretá. Finalmente, un grupo de jóvenes hizo que esa situación gire completamente. Se enteraron de cómo vivía esta familia y con solidaridad, donaciones, pero por sobre todo mucho amor, decidieron construirle una casa y darle todas las comodidades.

“Dios está más cerca de nosotros de lo que pensamos. Está en estas personas que hicieron esto por mis hijos y por mí. Simplemente gracias”, dijo don Víctor mientras lloraba de la emoción al ver su casa nueva.

“Ya no nos bañaremos en el arroyo, ahora tenemos baño. Ya no dormiremos en el suelo, ahora tenemos cama. Gracias a todos”, agregó. “Yo respiro por mis hijos y ver que ahora estarán mejor gracias a estos ángeles me llena de alegría”, finalizó.

“Muy querido por su honestidad”

Escuchar hablar de una mamá soltera que saca adelante a sus hijos es muy común en la sociedad paraguaya, pero que un hombre cumpla ese papel solo, es hasta si se quiere inusual. Don Víctor es uno de esos y ser “papá solo” le cuesta, pero sabe que el de arriba está con él. “Dios está conmigo. Esto es obra de Él”, he’i.

Por su parte, la voluntaria Noelia Memmel comentó que todo esto nació cuando una de sus compañeras mencionó la situación en el que vivía don Víctor junto a sus siete hijos. “Vimos que en el barrio es muy querido por su honestidad y por ser trabajador. Es un padre ejemplar”, dijo.

Donaciones de todas partes, incluso de Estados Unidos

Por su parte, Noelia Memmel, una de las voluntarias que fueron partícipes de este tremendo regalo, comentó a Crónica que “nos pusimos en campaña y gracias a las donaciones de varias personas llegamos al objetivo. Recibimos mucha ayuda de todas partes, de Asunción, incluso de Estados Unidos, estamos muy agradecidos. Lloramos todos de la emoción con don Víctor”, dijo Noelia.