- POR ARIAMNE ROA
Coloridas figuras hechas de barro tientan a la vista de los que transitan sobre la Ruta PY 01, en la ciudad de Itá, más de alguno sí o sí hacen una parada, ya que no aguantan la tentación de comprar algún producto hecho por alfareros, para decorar el hogar.
Allí desde hace más de 20 años doña Hermelinda inició su pequeño negocio con la venta de planteras que ella misma fabricaba. Con el pasar del tiempo el negocio empezó a florecer y hoy día cuenta con 12 empleados directos y también con la ayuda de casi toda la parentela.
Hermelinda atribuye a Dios el hecho de que a ella nunca le faltó trabajo y, paradójicamente, en medio de una pandemia duplicaron su producción.
“Mucha gente tuvo que reinventarse y venían a comprar por docenas las planteritas de 2.000 guaraníes y tunitas. Ellos mismos pintaban y vendían para las decoraciones, muchas veces nos faltaba todo porque el proceso de elaboración es muy largo, primero se tiene que preparar el barro con caolín y lodo, luego se seca y se forma para pasar después a su cocción en un horno por 12 horas”, contó.
No solo planteras se pueden encontrar en el lugar, también esculturas hechas de cemento, como la imagen del Cristo Redentor y la estatua de la Libertad, como también figuras de animales silvestres. El Cristo es la figura más requerida por los compradores, después de las cascadas que dejan correr el agua en donde se puede escuchar un ruido que da mucha paz.
“Tenemos planteras desde 2.000 guaraníes hasta 800.000, el Cristo se puede encontrar desde 600 mil hasta 2.500.000, las fuentes tememos desde 1.000.000 con motor incluido, el más caro cuesta 3.500.000 dependiendo del tamaño, también tenemos mesas hechas de cemento con 6 butacas desde 2.500.000”, contó la propietaria de la alfarería “Sol Naciente”.
¿SE TERMINAN LOS KAMBUCHI?
Los famosos kambuchi o cántaros ya casi están en extinción, según la artesana. “En todo el país somos solo tres personas que fabricamos, la nueva generación ya no fabrica, el preparado del barro para hacer es diferente y también el tiempo de cocción”, he’i.
CRECIERON HACIENDO PLANTERAS
Los hijos de la emprendedora son universitarios, uno es ingeniero agrónomo, pero igual se dedican a hacer las planteras y venderlas. “Gana más en eso que trabajando en su profesión, además crecieron haciendo esto, ahora él ya se independizó y hace sus propios productos”, dijo.
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