Basilicia González dijo que su marido, don Blas Benítez, está intubado y esperando por su suerte ya que para él no hay ni medicamentos, ni terapia.

Sin duda, la pandemia fue un duro golpe para ellos. Desde marzo pasado todas las esperanzas de seguir con sus vidas normalmente terminaron ya que el virus llegó y todos sus sueños se tumbaron. Doña Basilicia González vive en la ciudad de Encarnación junto con su marido, Blas Guillermo Benítez (67), con quien desde hace 40 años se dedican a la venta de chipa.

Cuando el covid-19 llegó, no solo su trabajo se vio perjudicado sino también la salud de don Blas, quien lucha por vencer a esta enfermedad en el Instituto de Previsión Social de la ciudad en donde desde hace 8 días están intubado. Es por eso que la doña puso en venta el horno industrial de chipas con el que lograron de todo, ya que no tienen más recursos para la compra de medicamentos que una vez más no hay en los hospitales. “Era nuestra última opción porque ya no podemos comprar los medicamentos, nuestro horno nos va a salvar una vez más”, relató la mujer.

Pese a que allí se cocinaron, además de chipas, toda una historia familiar, doña Basilicia aseguró que va a tener que renunciar a ese cariño que le tiene a su horno para poder salvar la vida de su marido.

“Él está muy grave, necesita de terapia pero no le dan porque ya es viejo. Los doctores mismos nos dijeron que a los más jóvenes le van a meter”, dijo en medio de lágrimas la mujer. Explicó que pese a que no cuenta con este servicio, don Blas le pone todas las ganas a la lucha contra el maldito virus.

“Su pronóstico es grave, pero nosotros vamos a hacer todo lo posible para que no le falte medicamentos”, mencionó la doña.

CHIPA ASHÁ

Doña Basilicia contó que desde que empezó la pandemia perdieron todo tipo de trabajo ya que las chipas que cocinaban se iban directo a Posadas. “Todo se cerró y ya no podemos vender nada”, dijo.

VENDEN AUTO

Aseguró que también ponen a la venta el auto de don Blas, ya que los medicamentos son muy costosos. “Nos piden 30 a 40 ampollas y alcanzan más de tres millones. Ya gastamos demasiado”, he’i.

Personas de la tercera edad, a la suerteite

Doña Basilicia contó a Crónica que la cantidad de medicamentos que llegan diariamente hasta el hospital no abastecen la necesidad ya que todo el centro de contingencia está lleno de enfermos.

“Un día hay medicamentos, ot ro día no. Así nuestros pacientes no pueden seguir, pero cuando ya no tenemos para comprar no nos queda de otra que vender lo que sea para poder cubrir lo que los doctores nos piden”, explicó.

La doña aseguró que están viviendo un martirio ya que solo les resta esperar a que el destino diga lo que le depara a su marido. “Como él hay 6 personas de la tercera edad que están en una pieza esperando por terapia y nunca les dan la posibilidad”, tiró.

Por medio de su papá y su horno muchas familias comían en Encar

Aidée Benítez (28), hija de don Blas contó a Crónica que recibir la noticia de que a su papá le dejaban a la suerte fue como un martillazo en el corazón.

Todo su mundo se vino abajo ya que con esta enfermedad ni estando en los hospitales uno puede encontrar esperanzas. “Fue lo peor para nosotros. Mi papá es un hombre muy trabajador y por medio de él y de su horno unas 20 familias podían trabajar también. Pero como no le dan la oportunidad de vivir todos van a quedarse sin trabajo. Él era el pan de cada día para muchas personas acá”, mencionó.

Aidée pide que su padre sea ingresado pronto a terapia para que pueda vencer al maldito virus.