POR RODRIGO VALDEZ (@rodrisamuvaldez)

El sol ilumina una mitad de la cancha. A la otra parte la obligan a brillar unas cuantas sonrisas de emociones de los presentes. Allí, cada tarde, los partidos de piquivóley -en ese predio ubicado en Villa Leticia, Ñemby- entregan momentos maravillosos y son testigos de la historia de Angelito (22), quien cada día demuestra que no existen límites cuando uno sabe lo que quiere y ni siquiera una discapacidad le pone freno a la hora de luchar por un sueño.

Angelito nació con una malformación genética que le afectó las extremidades. Pero eso no fue impedimento para él para mostrar en esa canchita sus habilidades con la pelota al momento de jugar piqui. El joven deja a todos fascinados con su destreza. Los que lo ven lo califican como un admirable fenómeno de esta disciplina.

Su predisposición para entretenerse fue captada en un video que rápidamente se viralizó en las redes sociales, conmoviendo y motivando a todos de que los límites solo los pone uno.“A mí me encanta jugar, yo lo hago como si nada, muchos que me ven se sorprenden. Yo salgo a ganar y a divertirme siempre”, dijo a Crónica.

“Trato de hacer mi vida normal, comparto con mi familia, amigos, salgo a jugar, a divertirme, sin problemas. Los límites los pone uno, y yo no los tengo. Jugar piqui me gusta mucho”, señaló. “De chico siempre jugué con la pelota, si estaba en otra situación a lo mejor era un gran futbolista, un gran número 10”, dijo.

Angelito, a parte de jugar piqui, ayuda a un chofer de colectivo en sus rondas y así hace un poco de plata para ayudar en la casa. “Trato de divertirme en la vida, de trabajar y ganar el sustento diario. Vivo mi vida como cualquier otro. Jugando también hago un poco de plata y lo junto todo para ayudar a mi familia”, añadió.

“Si no tenía este problema me hubiese gustado ser un gran jugador de fútbol, recorrer el mundo jugando a la pelota y defender a la selección paraguaya. Pero no me quejo en absoluto, sigo para delante siempre y con apoyo de mi familia y amigos», expresó.

Impone respeto y autoridad

Angelito no es un jugador más. En la cancha impone respeto y autoridad, a tal punto que muchos no le quieren jugar. “Jugamos a plata y él se hace respetar y casi siempre gana. Tiene su dupla, nuestro amigo Wilson, y se entienden demasiado bien jugando”, comentó a Crónica Javier Gómez, quien fue el que compartió en sus redes sociales el video de Angelito jugando piquivóley.

“Para nosotros ya es normal verle jugar, pero cuando viene gente extraña se sorprende de la habilidad que tiene. Quedan maravillados por como domina la pelota”, expresó.

Por su parte, sus familiares lo ven como un ejemplo de superación y perseverancia. “Para nosotros él es un ganador de la vida. Sigue su vida como si nada, feliz y disfrutando de todo”, dijo a Crónica su hermano Nelson Ramón.“Él nació con ese problema, pero nunca demostró desgano ni tristeza, al contrario, siempre con una sonrisa que contagia. Es nuestro ejemplo a seguir”, finalizó.

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