En nuestro país, tener una cédula de identidad es algo que para todo el mundo es de lo más común y corriente. Sin embargo, hay quienes por cuestiones burocráticas, papeleos y algunos gastos extras se quedan si poder tener una identidad. Y, por ende, no “existir” para el Estado.

Este es el caso de don Víctor, un hombre de 77 años de edad que toda su vida trabajó en el campo, donde las ganancias para los agricultores por lo general alcanzan con suerte para sobrevivir. O sea, cada guaraní cuenta.

Es por eso que cuando a este hombre de casi ocho décadas de vida la situación actual lo llevó a querer recibir la ayuda estatal que se da a abuelos de la tercera edad, se encontró con mil peros y con muchos gastos, los cuales, no solo no puede afrontar tan así así nomás sino que además se le complica por la movilidad que muchas veces eso significa.

Mientras que grandes narcos o incluso personas que ni nacieron en el país se les da un documento que les permite ir por la calle lo más tranqui, Don Víctor rebotó en su intento por hacerse de “cérdula” cuando fue al departamento de Investigaciones que se encuentra en la localidad de San Alberto, Alto Paraná.

Allí le dijeron que para poder expedir esta documentación precisaban las actas de defunción de sus padres, las cuales se expiden en el Registro Civil. Aseguró que no tiene esposa ni hijos, por lo que se encuentras muy solo.

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