De no creer lo que se vivió en la ciudad de San Pedro de Lloc, en Perú, a unos 550 km al norte de Lima. En ese lugar, un velatorio se vio abruptamente interrumpido cuando la Policía cayó con todo y se llevó ¡al muerto!, al cajón y los “recuerditos” que le dejaron los familiares tratando de impedir el procedimiento.
El finado, quien falleció con 33 años, estaba siendo velado de lo más tranqui cuando los uniformados se le fueron encima a la familia bajo el pretexto que había una sospecha de homicidio en torno al difunto y no se podía observar que el mismo tuviera el certificado de defunción correspondiente.
Los familiares intentaron impedir que los agentes se llevaran el ataúd, incluso forcejeando con los uniformados desatando un “round” de empujones, arañazos, algún que otro zoco y unos cuantos “recuerditos” más.
La familia del fallecido ha exigido que se les devuelva el cuerpo de su ser querido para poder darle cristiana sepultura.
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