Microorganismos patógenos del tracto respiratorio pueden circular por el conducto que comunica la faringe con el oído, dando paso a posibles y siempre dolorosas infecciones.
Con el tiempo frío, los resfríos y catarros son comunes, pero a ambos cuadros hay que prestarles atención y tratarlos a fondo porque pueden complicarse, derivando en una otitis, recomienda el Instituto de Previsión Social.
Existen dos tipos de otitis: la externa y la media. La otitis externa afecta a las estructuras del oído externo; es decir, a aquellas que se encuentran a un nivel más superficial que la membrana timpánica, principalmente al conducto auditivo externo.
La otitis media, por su parte, perjudica a las estructuras que componen el oído medio como la caja del tímpano con los huesecillos y sus membranas.
Un intenso dolor de oído, pérdida de audición y sensación de taponamiento ótico son los síntomas más característicos de la otitis.
Un catarro o una infección de las vías respiratorias puede derivar en otitis cuando los microorganismos que afectan la nariz y la faringe entran en la caja del tímpano y se implantan en la mucosa del oído medio.
Ocurre a menudo en los niños
Poseen un sistema inmunológico más inmaduro y una trompa de Eustaquio con características anatómicas y funcionales que benefician el paso de la infección.
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