• HISTORIAS. Hace 4 años que Nilsa Chaparro vive en la citada entidad federal autónoma de Irak. Dijo que ya le tocó ayudar a víctimas de la guerra contra terroristas

POR RODRIGO VALDEZ

(Tw: @rodrisamuvaldez)

Año 2010. Nilsa Chaparro (35), de Caacupé, se conectó al Facebook y vio que recibió una solicitud de amistad. Era un hombre de nombre Jotyar Dewali (34) y en su biografía decía que vivía en región de Kurdistán, una entidad federal autónoma de Irak, que queda a unos 80 kilómetros de la zona donde predominan los terroristas (Isis).

Al rato recibe un mensaje: “Perdón, creo que me equivoqué”, le dijo Dewali. “No hay problema”, respondió Nilsa. Fue el inicio de una las tantas historias de amor donde la red social sirvió de Cupido, esta vez entre la paraguaya y el iraquí.

Primero empezaron a mandarse mensajes. Y luego pasaron a llamarse de vez en cuando.  Al poco tiempo hablaban cada noche, algunas veces durante varias horas. Para ella todo había empezado como “una diversión”.

Él cada vez lo tomaba más en serio y sin darse cuenta cayó rendido ante la belleza paraguaya y decidió ir más allá. Trató de conquistarla. Pasaron dos años y Nilsa cedió ante el pedido. Lo dejó todo y se arriesgó por ese sentimiento más poderoso que existe. Viajó hasta el país de Dewali y se adecuó a las costumbres del hombre. Se casaron y hoy son felices.

“Hace 4 años y medio que estoy por acá y soy inmensamente feliz”, contó Nilsa a Crónica. “Primero yo no confiaba mucho en él, no le hacía tanto caso. Pero con el tiempo me demostró que era de confiar y fuimos amigos mucho tiempo”, sostuvo.

“Comenzamos a hablar por videollamada, usando el traductor de Google porque él solo habla árabe y kurdo”, explicó. “Hoy estamos casados. Nos casamos aquí con sus costumbres. La verdad que me acostumbré a todo en este hermoso lugar. Su gente es muy linda”, dijo.

Le pidió casorio por videollamada y ella dijo que si

“Jotyar me presentó a toda su familia por videollamada”, siguió contando Nilsa. “Luego me pidió para ser su novia. Después en una de esas me mostró a sus padres y pidió que les llame a los míos. Y por videollamada ¡me propuso matrimonio! ¡Tenía el anillo y todo! Yo ya estaba enamorada de él porque fue muy atento y dije que sí”, confesó.

“Tras unos días me pidió para viajar junto a él. Pensé mucho, hablé con mi familia y un día me decidí y viajé. Dejé todo y fui a Irak. Mi familia no podía creer. Pero luego se pusieron felices todos”, añadió.

“Lo único que me duele es que no estuve con mi padre en su último día (falleció hace unos meses). Pero se fue viendo a su hija feliz”, comentó.

“Me casé con las costumbres de aquí, fueron dos noches de fiesta”

“Mi marido es musulmán y yo católica. Me casé con las costumbres de aquí. Fueron dos noches de fiesta. La primera noche es la de henna, que es una tradición por estos lados. Nos pintan los dedos meñiques con henna. Usamos la ropa tradicional de aquí y realizábamos sus bailes”, explicó.

“En la segunda noche la boda fue con el vestido blanco y con una gran fiesta, muy parecido a lo que se hace en el Paraguay”, contó. “No cabe duda que mi vida dio un giro de 90 grados”, dijo emocionada.

Nilsa comentó que hasta hoy en día lo que más le cuesta es el idioma. “Mi esposo no habla español y yo ahora estoy aprendiendo kurdo (idioma del lugar). Eso es lo único que me cuesta”, sostuvo.

“Ya me tocó ayudar a muchos niños víctimas de la guerra”

Nilsa comentó que la zona donde vive es muy tranquila. Queda a unos 80 kilómetros de la zona terrorista, según explicó.

“Dos de mis cuñados son militares, y uno de ellos lastimosamente cayó en la guerra. Se fue como un héroe”, contó. “A mí ya me tocó ayudar a muchos niños víctimas de la guerra y también a otras personas, dándoles comida y agua. Es muy impactante vivir todo muy de cerca. Por suerte aquí donde vivimos es muy seguro”, explicó.