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¡Todo queda en familia!

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Dos se enfrentaron en el clásico y el otro fue réfere en el partido de la finalísima.

El fútbol tiene estas cosas. Dos hermanos peloteros se enfrentaron en la final de la Liga Tebicuary de San Pedro del Paraná, en el que uno ganó, metió tres goles y el otro, arquero, recibió el duro revés. Pero eso no es todo, el árbitro que dirigió el partido también era hermano de ambos. Sin dudas, un hecho muy particular que no se da todas las veces, por lo que hay razón más que suficiente para contar la historia.

Hablamos de los hermanos Eugenio (delantero), Roberto (arquero) y Juan Ramón (árbitro) Amarilla Trinidad, que por poco más de 90 minutos dejaron de lado su unión de sangre para enfrentarse en la cancha, donde, como reza una vieja frase pelotera, “ndaipori pariente hína”.

Crónica habló con Eugenio Amarilla Trinidad, quien fue el gran ganador de las finales, porque tuvo participación decisiva con sus goles para la obtención del título de su equipo, Capitán Leguizamón, sobre Sportivo San Pedro (donde ataja su hermano).

Eugenio contó que ya es habitual este tipo de enfrentamientos entre ellos. “No es la primera vez que nos enfrentamos, incluso hubo una época en que yo jugaba en el otro equipo y mi hermano en mi equipo actual. Además, hasta el año pasado, estábamos juntos en Capitán Leguizamón y este año él se fue como refuerzo al Sportivo”, comentó de entrada.

Agregó que es la única manera de “salvar algo”. “Él se fue porque siempre hay un poco de plata también de por medio, no es mucho, pero salva bastante”, aseguró.

¿Cómo es eso de que el árbitro que dirigió también es hermano de ustedes?

– Síii y es un poco incómodo también, porque cuando uno pierde siempre se siente perjudicado por el arbitraje. La gente misma, al primero que culpa es al árbitro. Yo, particularmente prefiero que no cobre, para que después no haya dramas, pero como es uno de los mejorcitos fue elegido para estas dos finales y por suerte hizo un buen trabajo.

Agradecimiento especial a Jorge David Martínez.

OTRO LABURO. Eugenio trabaja en un consorcio que hace asfaltados. La empresa le da permisos especiales para que pueda practicar.

UN LAVADERO. Roberto, el arquero, tiene hace tiempo un lavadero, mientras que Juan Ramón, el árbitro, también trabaja en la construcción.

“PARA NOSOTROS YA ES NORMAL ENFRENTARNOS EN LA CANCHA, NOS RESPETAMOS Y AFUERA NOS TRATAMOS BIEN, COMO HERMANOS”

Eugenio Amarilla, Jugador de Cap. Leguizamón

Le hizo tres goles a Roberto pero sin burlas para evitar lío

Eugenio también contó que tras la primera final (1-1) se dio un duelo parejo, y emocionante en la segunda, donde él destacó nítidamente por sus goles y fue la gran figura.

“Ganamos 4-3 en el segundo partido y yo hice tres de los goles. Después del partido y en medio del festejo me acerqué a saludarle, porque no me gusta cargarle a nadie después de un partido a ningún rival y menos a mi hermano. Mejor nomás evitar porque después ikatu opa akãsharape hína, jaja”.

Nunca recibió una “roja” de su otro hermano

Fue inevitable preguntarle a Eugenio hacia qué lado hincharon sus padres en estos enfrentamientos. “Mamá nunca se fue a la cancha, pero esta vez oñembotavy del tema, jaja. Mi papá muchas veces se pone en punto medio, aunque ahora hinchó por mi equipo, porque él también es fanático de Capitán Leguizamón. Tenemos dos hermanas más, pero que viven en Buenos Aires”.

¿Alguna vez tu hermano (Juan Ramón, el árbitro) te echó o amonestó en un partido?

– Por suerte nunca, pero en esta segunda final le reclamé algunas jugadas puntuales, aunque siempre con respeto, porque sabemos que su función es impartir justicia.

¿Cómo se llevan fuera de la cancha?

– Como hermanos, muy bien, sin problemas, porque lo que sucede en la cancha se queda ahí.

Por falta de apoyo no quedó en el Ciclón de Sa-Sa y los Barreto

Otro hecho que recordó Eugenio fue cuando allá por el 2001 vino a nuestra capital a probar suerte en Cerro Porteño. “De 400 jugadores que probamos, quedamos 10, pero no tenía el respaldo suficiente para quedarme, vivía en la casa de un amigo sampedrano y uno de los técnicos me dijo que iba a ser difícil tener oportunidad de jugar, por eso preferí volver a San Pedro. Era de la camada de los hermanos Barreto (Diego y Édgar), Sa-Sa… llegué a practicar con ellos”, sentenció.

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