ÍNTIMO. Es luqueño, se enamoró de una asuncena, en su familia son tres hermanos, le gusta buena comida, pero se aleja de la cocina “para no hacer macanada”. Hoy conocemos más a Mariano López

–¿Desde cuándo estás trabajando en periodismo?

–Cuando tenía 12 años me enteré de la existencia de la radio y que yo podía también comunicar. Desde ahí y con el paso del tiempo me di cuenta que en el periodismo me sentía cómodo, desde muy chico traté de formarme en cursos y así ir tomando y mejorando técnicas.

–¿Dónde empezaste?

–En mi barrio se abrió una radio comunitaria y ahí se dio la oportunidad para que con un primo vayamos. Tenía 12 años. Yo me encargaba al comienzo solo de leer mensajes, y así de a poco fui creciendo. Ahí me enamoró la magia de la radio, la magia de los medios y me di cuenta de que incluso podía ganar un sueldo trabajando en esto. Busqué muchas oportunidades, toqué muchas puertas y pocos medios te abren la posibilidad de aprender. Por eso agradezco a los lugares por los que pasé desde las diferentes radios comunitarias en Luque, la TV Pública, radio 970 AM. En este último que mencioné tuve la oportunidad incluso de entrar a la TV con La Nación TV que luego evolucionó y hoy es GEN. Ahí conocí muchísimas herramientas de cómo hacer el nuevo periodismo, el de esta época. Hasta que surgió la propuesta de ir al Sistema Nacional de Televisión y se me cumplió el sueño.

–¿Tiene sus ventajas en la vida ser periodista?

–Yo creo que la principal ventaja de ser periodista es la satisfacción personal. El sentirse bien con uno mismo, saber que un día más trataste de “cambiar el mundo” con esas pequeñas cositas que hacés. Esa es su gran ventaja, la oportunidad que te da de hacer algo por los demás.

–¿Y tiene sus desventajas ser periodista, ser conocido?

–Depende, si te portás bien no tendrá sus desventajas. Yo creo que la desventaja podría ser el riesgo al que te expones. No a todos le va a agradar lo que estés contando o la información que manejás. Por eso hay que cuidarse mucho, saber moverse. De hecho al ser conocido uno asume un compromiso con su “imagen” que es su capital. Y se extreman cuidados en este sentido, con vos y tu entorno. O si no, esa misma gente que quiere hundirte puede tomar alguna cuestión de tu vida privada para desacreditarte, y eso puede tener sus consecuencias.

–¿Qué otras carreras estaban en tu órbita cuando todavía estabas en el colegio?

–Y vos sabés que ninguna otra. Ya desde muy chico supe lo que quería, a partir de ahí me fijé metas, comencé a soñar y batallé por eso. Creo que ese puede terminar siendo un problema. Solo sé hacer radio y tele.

–¿Qué te decían tus amigos o familiares cuando les comentaste que querías ser periodista?

–En casa me apoyaron, pero me advirtieron de que uno debe asumir las consecuencias de sus decisiones. Y acá en Paraguay en algunos lugares no valoran el trabajo del comunicador, entonces pagan muy poco. Eso puede obligarte a someterte a la “explotación” porque tenés que laburar en varios lugares para poder cobrar la platita que te ayude a llegar a fin de mes. Pero todo bien, me dijeron “hacé lo que querés, pero bancátela”.

–¿Sos de ir al supermercado? ¿Te para la gente, te habla de sus problemas, te pide que hagas notas o entrevistas sobre temas que a esa gente les preocupa?

–Soy el encargado de hacer las compras siempre jajaja… La verdad que me cuesta creer, pero hay gente que me reconoce en cualquier parte. No solo en el súper, y es así mismo. Te atajan y te cuentan sus problemas, o te tiran un dato para que puedas investigar. A veces yo me doy cuenta de que me miran o que parece que quieren acercarse, pero dudan otra vez, y me parece simpático porque yo lo que tengo vergüenza, no sé por qué. Me pongo todo rojo incluso.

–¿Hay competencias entre periodistas por conseguir las primicias, por destacarse?

–Sí, hay competencia. Y hoy en día creo que eso se puede medir en las redes sociales. Ser el primero que confirmó alguna información y lo publicó. Además de lo tradicional que es la competencia entre los medios por quién consiguió alguna exclusiva por ahí. Y eso está buenísimo, hace que todos nos pongamos las pilas, que estemos con las luces encendidas y atentos. Así como a mí me motiva eso, sé que pasa lo mismo con mis compañeros. Todos queremos que el trabajo en general salga bien.

–¿Qué hacés en tus ratos libres, cómo los aprovechás?

–Una de las primeras cosas que hago es dormir una hora más. Para asegurar que haya descansado jajaja… Después aprovecho para hablar, y con eso me refiero a que hablo con quien sea. Con mis vecinos, con alguien en el bus, con mi familia, con quien tenga en frente. Le pregunto cosas, le escucho y si quiere le doy mi opinión. Después ya están otros momentos como salir a pasear, conocer nuevos lugares, nueva gente (con la que también hablo como si los conociera) y probar diferentes comidas.

–¿Te escriben las chicas por ser periodista de televisión?

–Cualquiera pensaría eso, pero en realidad no es tanto así… Me escribe gente de todas las edades. Señoras, señores, chicas o muchachos que tiran buena onda. No sé qué tengo, pero todas las personas que me escriben me tratan como su socio, me tratan como un amigo más. Y eso claro que me encanta. Raro es, hay como una confianza, una conexión especial entre la gente que me sigue y yo. No tiene precio.

–¿Llegó a piropearte una mujer, cómo respondiste?

–A veces se te tiran algún que otro “pinda” para probar, seguro, si pescan algo. Yo siempre respondo, pero respondo en buena onda y con muchísimo respeto, les saludo y hasta ahí. Todo buena onda.

–¿Sos de cocinar?

–Me considero un maestro para hacer huevos fritos o hervir arroz. Más que eso no me pidan jajaja… No me gusta mucho entrar a la cocina, siempre hago macanada así que prefiero evitar.

–¿Tenés algún talento oculto?

–Nada, así como me ven, así soy y es todo lo que tengo. Mi buena onda y mi amor a esta profesión y a los míos. El don que Dios me dio es saber entender a la gente, por eso creo que recibo tanto aguante siempre.

–¿Tenés una forma de hablar en televisión y otra cuando estás fuera de cámaras?

–No, así como me ven en la tele. Así soy. Yo llegué a tener miedo que a mis jefes no les guste mi forma de encarar o de contar las noticias. Pero probé, fui solo yo, y por suerte cayó bien. Imaginate tener que hacer un “personaje” para la tele y después salir a la calle y ser totalmente otra persona. No me parece algo que tenga demasiado sentido, uno es lo que es y punto.

–Esa voz de locutor que tenés, ¿la tuviste siempre?

–Y desde los 13 o 14 comenzó a cambiar. Siempre digo que la pubertad fue muy benevolente conmigo y me dio una herramienta que hoy me sirve muchísimo. Una voz particular.

–¿Cómo es tu día a día?

–Despertar a las 5 de la mañana, ir a trabajar hasta las 4 de la tarde. Ir junto a mi novia, merendar juntos y salir a hacer cualquier cosa por la calle… Sea pasear, comer, ir a fiestear, lo que venga. Y los fines de semana pasamos más con nuestras familias.

–¿Cuál es tu sueño?

–Mi sueño es poder trabajar siempre con la gente, que ellos sepan que pueden contar conmigo. Lo demás viene solo. Seguir creciendo en este ambiente es un desafío de todos los días, y ahí le voy.