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Historias de cantos y aliento solidario

Historias de cantos y aliento solidario

El mundo de las hinchadas organizadas no es solo violencia y drogadicción, es también un mundo lleno de caridad con el prójimo.

POR: Will Larroza
@Wilpagliaccio

Tildados muchas veces de inadaptados, marginales, drogadictos y violentos, los barras bravas de los clubes de fútbol paraguayos viven el día a día con el estigma social de ser parias, pero la realidad es que todos esos grupos están repletos de personas como vos o como yo, personas que tienen sueños, compromisos, familias y al mismo tiempo tienen necesidades y problemas.

De esta forma nos encontramos hoy con las historias de dos facciones de las barras de Cerro Porteño y Olimpia, La Plaza Areguá y Mafia Negra Limpio, quienes desde que arrancó la cuarentena por el coronavirus vieron que podían hacer algo para apoyar a los sectores más vulnerables de sus comunidades.

Por el lado de La Plaza Areguá tenemos a José González y a Dahia Aguilera, quienes empezaron a recolectar víveres y repartir a las familias necesitadas de sus localidades. “Empezamos hace dos semanas. Vimos que la situación del país no está para nada bien, y con el grupo empezamos a hablar de qué podíamos hacer para ayudar, y de entrada, con lo que juntamos, repartimos todo a 35 familias”, comentó José.

Los muchachos de Mafia Negra Limpio, haciendo una olla popular para su comunidad.

Por su parte, Giovanny “Gio” Rivas de Mafia Negra Limpio contó: “Cuando todo empezó hicimos una reunión entre la primera línea de nuestro grupo, y ahí decidimos organizarnos para hacer una colecta, y a la vez, varias personas más se sumaron donando bolsas de pollo, arroz, tallarín y alimentos no perecederos. Todo lo que hacemos es a Pulmón”, relató.

Desde ese momento, ambas agrupaciones empezaron a realizar nuevas iniciativas para ayudar, “nos llegó la idea de hacer meriendas para los niños que viven en condiciones de mucha necesidad, entonces empezamos a juntar todos los ingredientes para poder hacer eso y repartir a las criaturas. Ellos se ponen demasiado contentos cuando reciben su parte. La alegría que transmiten es indescriptible”, manifestó José.

“Tratamos de trabajar con las comisiones del barrio. En cada asentamiento hay 5 a 6 señoras que hacen el karu guasu, y realmente se sienten muy agradecidas y emocionadas con las donaciones que les acercamos, además, ellas mismas también hacen sus colectas. Todo es a puro pulmón, porque no reciben casi apoyo del gobierno bajo ningún concepto”, señaló Giovanny.

AYUDAS
Todas las actividades se realizan a todo pulmón.

“La gente se sorprende por lo que hacemos”

Giovanny contó a Crónica que la gente se ve muy sorprendida por las iniciativas que toman los miembros de Mafia Negra Limpio, dado que, como mencionamos anteriormente, la gente normalmente los asocia con actos delictivos o inconducta: “La gente se siente muy agradecida, y ven que no es como pensaban, sabés luego, eso de que somos todos delincuentes y drogadictos. Realmente se sorprenden bastante”, confiesa el hincha franjeado.

Por su lado, José comentó que su comunidad se lleva bien con él y sus compañeros de La Plaza: “La gente se muestra realmente muy agradecida. Somos de distintas partes de Areguá, y nos llevamos bien con la gente de acá. Tratamos de llevarnos bien para estar tranquilos. En lo posible, evitamos todo tipo de inconvenientes”, subrayó.

MÁS DATOS
CONTACTOS AREGUÁ
Para realizar donativos o cualquier tipo de ayuda a las comunidades de la ciudad de Areguá, los muchachos de La Plaza Areguá habilitaron los números (0994) 143965 y (0991) 842200, para organizar las entregas solidarias.

CONTACTOS LIMPIO
De la misma forma, Mafia Negra Limpio habilitó las líneas (0992) 216317 y (0985) 169171 para acercar las donaciones de todo tipo, y así poder ayudar con la olla popular o distribución de distintos tipos de víveres.

“Tenemos que ser cuidadosos para no estar aglomerados”

Además de la dificultad de recolectar víveres y otras donaciones, con esta pandemia, se suma la dificultad a la hora de hacer la distribución de lo que se va recaudando, “hay veces que hacemos meriendas como 5 veces, y normalmente estamos entre 4 porque también hay que tratar que los niños no se amontonen. En la última olla popular estuvimos entre 7, entonces nos dividimos para hacer todo lo más rápido posible. La olla en si hace una de las integrantes con su familia, y para la hora nos juntamos para llevar nomas”, comentó José.

Por su cuenta, Giovanny expresó: “Somos un poco más de 80 personas trabajando, y vamos seleccionando de a 10 para la distribución, por el tema de la aglomeración”.

El trabajo todavía no termina mientras la necesidad siga

Siguiendo con la nota, González adelantó en lo que están trabajando. “Estamos pensando hacer una merienda grande en los próximos días, para llegar a por lo menos 300 niños. Nos concentramos mucho en los niños, porque sabemos que la mayor frustración de los padres en esta situación son ellos, y queremos verle feliz a todos, por lo menos por una horita».

«Hay muchas personas que solo comen una vez al día, y los adultos podemos aguantar aunque sea con terere pero las criaturas no pueden. Nosotros mismos pasamos muchas necesidades, y porque entendemos eso es que hacemos todo esto”, manifestó José.

A la vez, Rivas dijo: “nos estamos enfocando en lo que va a hacer la olla popular de este domingo, por lo que toda donación es más que bienvenida”.

Se extraña la emoción de ir a la cancha

En cuanto al ámbito más futbolero, ambos hinchas coincidieron plenamente en que se extraña muchísimo estar en la cancha, pero que la salud es lo más importante, y agregaron: “se extraña los abrazos y los festejos”, dijo el azulgrana. “Esto es un estilo de vida, y esperamos volver pronto”, concluyó el franjeado.

CLUBES
SOLIDARIDAD
Además de las actividades independientes de los hinchas, las instituciones también están haciendo lo suyo para recaudar fondos.

“Los barras bravas no existen solamente para delinquir”

En un apartado, Crónica también se puso en contacto con el sociólogo Paulo González, quien habló sobre el fenómeno de las hinchadas organizadas y el rol que se les otorga dentro de nuestra sociedad. “Estos casos, en los que los barras se organizan para poder realizar actividades solidarias son básicamente el fundamento de su propia existencia, es decir, las barras bravas no existen solamente para delinquir, sino que son personas que encuentran un vínculo entre sí, y comparten vivencias y objetivos”, apuntó.

«En realidad, cuando uno se involucra y ve la forma en la se estructura y organiza la barra uno se da cuenta del objetivo que tienen, que es el de poder apoyar a sus equipos en los partidos. Es decir, ellos mismos manejan su propia base de datos para poder garantizar las entradas que adquieren, que por cierto, no es que se les regala, sino lo que buscan es poder asegurar su participación en los partidos a través boletos a precios populares, porque a fin de cuentas, muchos de los integrantes de las hinchadas vienen de zonas humildes y no tienen mucho poder adquisitivo. Al final, todo ese mismo proceso que ellos hacen, permite que la venta de entradas también sea más transparente, no como en décadas pasadas que se entregaba nomás las entradas a determinados grupos», destacó.

En ese contexto, el sociólogo hizo hincapié en no hay un control de prevención real de la policía, sino que por falta de interés, usan otro tipo de estrategias para poder lidiar con la violencia dentro de las barras. «La fiscalía y la policía tienen registro de varios miembros de la barra, pero usan más como un arma de ‘apriete’, es decir, una vez que identifican a un grupo que armó disturbios, es decir saber de qué zona o barrio es y esa clase de detalles, lo que hacen es contactar con los referentes de esas zonas y varias veces utilizan medidas de chantaje, para poder lograr sus objetivos», señaló.

«En otras palabras, lo que hace la policía y la fiscalía es un trabajo más reactivo y represivo antes que preventivo; no tienen un plan real de erradicación de la violencia, y no se le involucra a la barra a formar parte de un proyecto sólido que asegure eso. No se puede hacer un proyecto formal sin las experiencias de las barras, después de todo, ellos son los principales afectados al respecto. Sin eso, no se puede eliminar la violencia de las canchas, y eso queda demostrado todos los fines de semana», remarcó.

«Quizás, las únicas ocasiones en el que la policía y la fiscalía labura con las hinchadas son en los clásicos, y ahí se puede ver que la dinámica cambia. Obviamente todavía no se puede eliminar la violencia en un 100%, pero ciertamente cuando hay una coordinación las cosas cambian radicalmente para mejor. Por ejemplo, es por eso que la policía abre paso o interrumpe el tránsito para que la hinchada pueda pasar, no es que se le da privilegio a los barras para pasar como una especie de comitiva presidencial, sino que al permitir que su camino sea más fluido se evita que una cantidad masiva de gente se encuentre en situaciones que generen violencia, al permanecer estancada por mucho tiempo», agregó.

 

Sobre una alternativa para poder manejar un poco más eficientemente la problemática de la violencia, el profesional destacó como ejemplo el trabajo que se viene haciendo en Colombia, «ellos hace como 25 años ya vienen desarrollando planes para eso. Las autoridades se ponen en contacto constantemente con las alcaldías, para poder ver los problemas de fondo que se tienen en los barrios y en los lugares en donde las barras tienen presencia, y manejar así a los involucrados y a las causas que siembran violencia», explicó.

«Todo está siempre enfocado en el eslabón más vulnerable de la sociedad. La gente está demasiado acostumbrada a apuntar a los que arman disturbios dentro de la cancha, pero nunca se plantea las causas de cómo llegó eso hasta ahí. Los mismos medios se encargan de entregar ese discurso simplista de ‘están todos drogados’, ‘son todos delincuentes’ o ‘se pelean por quién va a agarrar el club’, etc., lo peor de todo, es que la gente se queda con ese discurso, porque nunca se puede comprobar, porque nunca se investiga a fondo, simplemente no les interesa. Con un trabajo profundo de las necesidades de las personas, la problemática violenta puede cambiar radicalmente», enfatizó.

Poniendo desde el punto de vista sociológico, González también nos explica qué motiva a las personas a formar parte de grupos que focalicen sus esfuerzos en ir a la cancha, y ‘hacer el aguante’: «Mirá, el fútbol es un fenómeno colectivo, que si bien históricamente comenzó como un deporte de elite, en el cual había grupos de personas adineradas que con sus anillos y cigarros armaban todo y ‘sorteaban’ a un ganador, posteriormente se convirtió en un suceso masivo, cuando en Inglaterra la clase obrera rompió ese esquema y empezó a organizarse con clubes y personas que asistían en masa a la cancha para ver a los equipos de sus ciudades, justamente, para combatir de alguna forma esos ‘chetos’ que se jactaban de tenerlo todo y exprimir al que tenía nada, aquellos que básicamente se burlaban de las colectividades y vanagloriaba al individualismo», contó.

«Con el tiempo, obviamente que eso fue cambiando, aunque la raíz de esa idea todavía permanece. Como un ejercicio de observación, se puede ver que las clases populares se manejan en ‘bandas’, es decir, se va a todos lados en grupos, se va de vacaciones en grupos, hace almuerzos en grupo etc., porque esa es la forma en que pueden adquirir de forma más económica las cosas, no hay medios para que cada uno pueda conseguir todo por su cuenta. Eso se traslada al fútbol, porque para adquirir entradas a precios populares, tenés que conseguir acompañamiento, para conseguir movilidad, tenés que hacer ‘vaquita’ para que todos puedan ir», reflexionó.

«Ese es el fenómeno. Si uno no entiende eso es fácil que diga ‘no, pero se organizan nomás luego para fumar chespi y después salir a robar’. Es cierto, hay robos, hay gente con problemas de drogadicción, hay disturbios, pero esa no es la finalidad», resaltó.

“La gente es la que ayuda a la gente”

“Al final, cuando todo explota, ¿quién ayuda a la gente?, la gente, esa misma gente que es despreciada por una sociedad elitista que separa a los más pobres. Entonces, no es ninguna casualidad que los barras sean solidarios con las personas de sus comunidades”, complementó González.

Con todo esto podemos entender, finalmente que el objetivo de una comunidad que alienta es poder compartir los gastos que involucran ir a la cancha, y de esa forma también crear una conexión con algo con lo cual uno puede sentirse involucrado, crear amistades, historias, vínculos, cantar una canción que dé apoyo al club del cual sos hincha, y gritar que te apasionan unos colores. Porque muchas veces ese también es un poco nuestro escape de la realidad. Un escape que nos libre de la amargura de la incertidumbre, y al mismo tiempo, nos de una sonrisa de esperanza para que el mañana sea menos argel que hoy o que ayer.

 

 

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