En Tembetary solo jugaban los peloteros del empresario, hasta que un día viajó al exterior para vender a un jugador y ahí aprovechó la ocasión.

• POR GERARDO BENÍTEZ MONGES

Pedro Báez es un exjugador de fútbol, muy conocido en la década de los 80, por su habilidad, velocidad y goles, jugando por varios clubes. Se inició profesionalmente en Tembetary, pasó por Oriental, Libertad, Nacional y cerró su etapa en la Primera División, chutando en River Plate. También integró la selección nacional juvenil para el Mundial de Rusia, en el año 1986.

De oficio delantero, una de sus virtudes eran los chulei por los costados, y tirar centros para el famoso “cabeza y gol”.

El entonces técnico Eladio Zárate lo hizo debutar en la Primera en el 83, pero a expensas de una situación muy particular que se dio, ante la ausencia del entonces presidente, don Epifanio Rojas, renocido presidente y empresario de Tembetary.

“En ese año yo ya practicaba con la juvenil, enfrentando a los de la Primera. Era difícil entrar de titular porque solo jugaban los jugadores de don Epifanio, para que luego él los pueda vender; yo no era su jugador”, aclaró Pedrito.

“En una oportunidad, don Epifanio tuvo que viajar para llevar, según me dijeron, a Mario Kempes, que también era su jugador, de la Argentina a otro país, estuvo casi un mes afuera, y en ese entonces el profe me dijo, preparate nde mitã’i que te voy a hacer jugar”, contó.

En todo ese tiempo jugó y marcó goles de titular y recordó que un domingo Tembetary se preparaba para enfrentar a Sol de América y cuando ya todo estaba listo “apareció don Epifanio, quiso cambiar la planilla porque quería que juegue otro en vez de mí, pero ya no se podía. Los árbitros estaban adentro y cerca de la hora de juego. En ese partido marqué dos goles, no sé si don Epifanio gritó mis goles”, le bajó.

Lo cierto es que desde ahí, ya nunca perdió la titularidad en el equipo.

CON HINCHADA

Pedro cuenta que jugando por Tembetary tenía luego su propia hinchada, ya que en ese tiempo vivía en el barrio y prácticamente, era el crédito del rollo.

“Moncho” Rodríguez lo vio en Oriental y lo llevó a Tuyucuá

Libertad fue el club donde jugó una larga temporada. “Recuerdo que de Tembetary pasé a Oriental y luego de un partido con Libertad, en cancha de Olimpia, se me acercó el técnico liberteño, “Moncho” Rodríguez, a preguntar por mí. En el 84 ya estuve en Tuyucuá y jugué ahí hasta 1990 más o menos”, indicó.

“Ahí jugué muchos partidos y lo simpático fue que, había sido “Patoruzú” Palacios y Daniel Raschle cobraban extra por hacer goles, yo no sabía y les servía siempre la pelota para que ellos marquen, kachiãi, yo no ligaba nada, ni sabía luego, solo quería jugar”, le bajó.

Sus primeros peloteos fueron en el Cicloncito

Si bien nunca jugó por el Ciclón, fue en la escuela de fútbol del Cicloncito que dio sus primeros pasos como pelotero. “Cuando fui a Cerro Porteño tenía 7 u 8 años, estuve un buen tiempito ahí, pero no me quedé, yo era del barrio Tembetary y me decidí a fichar por este club”, sostuvo el exwintatá.

Contó además que fue en River que dejó de chutar profesionalmente, pero en realidad fue en el Porvenir de Mariano Roque Alonso que colgó def initivamente los botines.

“El técnico Carlos Sanabria me sacó mucho tiempo del equipo”

Y hablando un poquito más de los técnicos que le tocó, recordó que don Carlos Sanabria fue el más duro de todos; incluso, le sacoité luego del equipo porque según dijo, “no hacía goles”.

Explicó que, hubo un tiempo en que la jugada era el “centro, cabeza y gol”, por lo que su función principal era desbordar por los costados y enviar la pelota para el compañero.

“Mucho tiempo estuve sin jugar, hasta que mis compañeros mismos, hablaron con el técnico, después de un tiempito me volvió a convocar y ahí, ya me mostré con goles”, señaló.

Raúl Navarro, che ta’yraite voi

Raúl Navarro, exarquero de Cerro Porteño, y uno de sus grandes amigos que le dio el fútbol, dice que cada vez que le encuentra, le tira la onda de “ndera, a vos no te podía ver en la cancha chera’a”. Es que había sido, Báez tenía en su haber una partida de goles que le hacía al portero. “Raúl era mi víctima, en cada partido que jugábamos le hacía goles; en verdad, siempre me tocaba bien para anotarle por lo menos uno”, he’i el exgumarelo.