El delantero de General Caballero de Mallorquín, Ronald Acuña, contó el mal rato que pasó por culpa de una lesión. “Heta che rasê”, dijo el futbolista.

POR ARTURO ROJAS C.

Soñador de Primera. La rotura de ligamentos cruzados de rodilla es una de las peores lesiones que le pueden ocurrir a un futbolista, y más si no hay apoyo necesario para salir de ese mal. El caso de Ronald Acuña (28) es uno de los tantos que se dan en el ambiente futbolero nacional.

Hoy todo es risa para el futbolista de General Caballero de Mallorquín, puntero de la Intermedia y viviendo de lo que más le gusta, pero tuvo que remarla bastante cuando estuvo lesionado. “Fue el momento más complicado de mi vida en sí, porque me lesioné la rodilla en uno de mis mejores momentos, heta che rasê, no sabía si iba a servir después, con mi familia tuvimos que hacer un esfuerzo enorme para conseguir la plata de la operación, porque en el club que estaba no me ayudaron” contó Acuña, un episodio que le tocó en su estadía en el club Minga Guazú, de donde es oriundo.

“Un tiempo no tenía más cómo generar ingresos y no quería vivir nomás de mis padres, ajapose algo, y me fui a trabajar en un taller ahí cerca de casa, ajepoi pe camión guype, con la lesión y todo encima, pero me sirvió bastante ese trabajo porque estaba necesitando para mi recuperación”, reconoció el “Chiqui”, como le dicen sus conocidos.

Luego de esa tormenta llegó la calma, la revancha y el gran sueño por cumplir. “Máva oimo’ãta dónde estoy ahora, por suerte General Caballero me abrió las puertas para jugar, fue como volver a nacer para mí, ahora lo que más quiero es llegar a Primera y jugar alguna copa internacional, upépe ya lístoma”, finalizó.

“Ni la pesa no sabía alzar”, dijo Ronald Acuña

Ronald Acuña no hizo escuela de fútbol, a puro pelotero barrial se formó como una promesa y llegó el momento de probar en un equipo reconocido como Sport Colombia. Y le pasó lo siguiente… “Yo llegué y ni la pesa sabía alzar, qué pio si nunca hice escuela de fútbol, cuando eso ni inferiores, che ndaikuaái mba’eve, opukapa che rehe lomitã, pero después aprendí, también en la cancha hacía lo más importante que era marcar goles”, dijo entre risas y sacando pecho de su capacidad goleadora. “Después de terminar el colegio recién me dediqué al fútbol, por eso me costó un poco, pero me acostumbré rápido”, remató.

“Estamos muy bien, pero no tenemos que confiarnos”, tiró

El delantero Ronald Acuña tiene cuatro goles anotados en esta campaña de la Intermedia, con General Caballero de Mallorquín, que está cómodamente en la punta del torneo. “Muchos ya dicen que somos de Primera, estamos muy bien, pero no tenemos que confiarnos, debemos seguir por este camino e ir ganando más partidos. Hay un gran plantel, directiva y ni qué decir el cuerpo técnico”, dijo el delantero. Acuña es un ídolo en el rojo mallorquino, con el que logró un ascenso a la Intermedia desde el Nacional B, y ahora buscará llegar a la máxima categoría al final de temporada.

“Si no era por papá no iba a surgir legalmente”, dijo

Ronald Acuña contó en este mano a mano que su padre (Osvaldo Acuña) fue el que más le anduvo detrás para que sea futbolista. ¿Cómo se dio? “Yo no era tan fanático del fútbol cuando era chico, solo me iba detrás de mi papá y de mi hermano, que en ese entonces era arquero y siempre estaba con ellos, pero después mi hermano no pudo surgir más y se dejó de eso, entonces quedaba yo como la esperanza de la familia”, contó entre risas el delantero de General Caballero. Fue así que, de un día para el otro, don Osvaldo se dio cuenta que Ronald tenía alma de futbolista. “Si no era por papá no iba a surgir legalmente, él demasiado quería que uno de sus hijos sea futbolista y luchó por eso”, reconoció Acuña.

El estudio, la otra opción de Ronald

Si no era futbolista… iba a ser ingeniero informático. Eso dio a entender Ronald Acuña, quien comentó que su mamá (Lilian Giménez), docente, quería que su hijo le meta a full al estudio. Y de hecho que lo estaba haciendo. “Estaba estudiando Bachiller Técnico en Informática, terminé eso y seguramente iba a seguir eso en la Facultad, porque mamá quería que estudie, y por otro lado papá quería que le meta al fútbol, como surgió lo de ser futbolista me metí de lleno en eso, ahora mamá es fanática del equipo donde juegue”, recordó entre risas el “Chiqui” Acuña