El joven atleta de 18 años, que pasó por Libertad y Lanús de la Argentina, contó cuáles son los sueños que tiene y su visión del fútbol tras pasar por curepilandia.

• POR OSCAR PATIÑO RIVEROS

El fútbol es un deporte que hace soñar a miles de niños y adolescentes. Las escuelas de fútbol y las categorías menores de los clubes de nuestro país son “fábricas de sueños”, donde miles de menores buscan formarse anhelando ser el próximo Leo Messi, Cristiano Ronaldo, Neymar o Mbappé.

Aldemir Daniel Duarte Chamorro (18 años) es uno de esos soñadores. Nació en Ñemby el 1 de febrero del 2003, desde muy chico mostró inclinación por el deporte rey y a los 9 años su padre, Aníbal Duarte, lo llevó a la Escuela de Fútbol del club Atlético Colegiales, institución fundada y manejada hasta ahora por la familia Zacarías.

Estuvo tres años en el “Rojo” de Cuatro Mojones y de allí pasó a la Escuela de Fútbol “Mabo Paraguay”, donde se quedó una temporada.

Luego fue a probar en Libertad, estuvo seis meses pero no se quedó. “Era muy flaco, no tenía el físico que ellos estaban buscando y por eso no me quedé”, dijo el delantero en el inicio de la charla con Crónica.

Tras no quedar en el Guma, recaló en la Academia JM (Juan Marecos) y el exfutbolista y actual director de la mencionada academia lo llevó a Lanús de la Argentina, donde pasó varios meses y pese a su corta estadía, aprendió mucho.

“Gracias al profesor Juan Marecos me fui a Lanús de la Argentina, estuve unos meses allí y aprendí muchas cosas. Ellos tienen otro ritmo, ellos trabajan de otra manera y tienen mejor infraestructura. Fue una experiencia muy buena para mí”, apuntó.

Tras regresar de la Argentina fichó por el Sport ivo Luqueño, equipo donde cont inúa hasta ahora. “Hace tres años que estoy en Luqueño, es un gran club y mi sueño es jugar en Primera División aquí. Sé que me falta mucho, pero sigo trabajando duro”, he’i.

Grave lesión cuando tenía solo 16 años

Pese a su juventud, Duarte Chamorro ya pasó por varios momentos muy duros; uno de ellos fue hace dos años cuando sufrió rotura de ligamento cruzado en un partido entre Luqueño y Olimpia de la categoría Sub 15.

“Esa lesión me dejó fuera de las canchas por seis meses, me operé y Luqueño pagó todo, en esa ocasión el club se portó muy bien conmigo y estoy agradecido por eso”, remarcó.

“Aquí se fijan más en lo físico, ¿y el talento?”

Aldemir Daniel mide 1,76 metros de altura y pesa 62 kilos; tiene el físico de Miguel Almirón, a quien admira, al igual que a Neymar y Ángel Di María.

Para el joven del “Chanchón” en el fútbol paraguayo todavía se fijan mucho en lo físico y muchas veces eso va en detrimento del talento. “Aquí se fijan más en lo físico, ¿y el talento?, se fijan más en lo físico que en el jugador que es talentoso sin tener un gran físico. Yo sé que a mi edad aún puedo evolucionar físicamente y estoy trabajando en eso, pero para mí el talento es lo más importante”, sentenció el delantero que también puede jugar de volante.

“Quiero salir adelante y ayudar a mi familia”

A igual que muchos de los que se aventuraron a probar suerte en el fútbol, el atleta nacido en Ñemby es de clase media y uno de sus grandes objetivos es tener una gran carrera y asegurar su futuro económico para ayudar su familia. “Quiero salir adelante, jugar en Primera División y ser transferido al exterior para ayudar a mi familia”, apuntó. Su padre (Aníbal Duarte) es funcionario de la Justicia Electoral y su madre (Luci Chamorro) es ama de casa. Tiene tres hermanos.

“Luqueño es un club exigente, allí hay que ganar”

Desde su llegada a la institución en el 2018 Aldemir le tomó un gran cariño a Luqueño, le gustaría debutar en Primera División defendiendo los colores del “Kure” y admitió que el equipo donde alguna vez brillaron José Luis Chilavert, Julio César Romero, Pablo Aguilar, Julio César Yegros y César Cáceres Cañete, entre otros, no es fácil.

“Luqueño es un club muy exigente, eso lo sé, allí hay que ganar todos los fines de semana, ya sea en inferiores como en Primera División. A mí, desde que llegué me inculcaron que uno tiene que trabajar duro para ganar y estando en Luqueño la responsabilidad es el doble”, lanzó.

También contó que se cuida mucho, que no toma alcohol, que no va a fiestas y que respeta mucho las reglas de su casa. “No me gusta la joda, sé que eso no me va a llevar por buen camino”, finalizó.