No está muerto quien pelea. Frase con la que se identifica todo Olimpia en este momento. Ayer el panorama estaba complicado ante Independiente, rival que parecía accesible por su ubicación en la tabla, pero hizo sufrir bastante al equipo de Aldo Bobadilla.
La expulsión de Sergio Otálvaro en la primera parte, más el inesperado penal de Librado Azcona (en complicidad con un error terrible de Carlos Rolón), hacían suponer que se venía una tarde-noche negra.
Encima, Óscar Franco definió como los grandes delanteros desde los doce pasos para la primera emoción.
En la complementaria, Aldo se jugó y a pesar de estar con diez, mandó todo lo que tenía. Luego de mucho intentar, Cristian Riveros ponía la igualdad en una jugada confusa y propia de un partido de barrio. Poco importaba eso. La misión era ganar para meter presión. A los 88’, cuando los hinchas franjeados preparaban los silbidos al equipo, Iván Torres se metió al área como un “9” más y de zurda mandaba el balón al fondo. Con el 2-1, despertó la maquinaria franjeada, que consiguió un tercer tanto definitivo en los pies de Brian Montenegro tras brillante jugada con Julián Benítez.
Con empuje y algo más… el Decano no se rinde.
CRISTIAN RIVEROS
Decisivo en defensa y ni qué decir en ataque. Sacó todo y anotó el gol del empate.
ENRIQUE CÁCERES
Correcto en determinaciones importantes, pero pudo expulsar a algún jugador más.
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