UN BAÑO DE REALIDAD. General Díaz jugó un partido inteligente y se aprovechó de un horrible Ciclón, que no juega a nada. Ramón Darío Ocampo fue el goleador. Ayer, el público azulgrana dio sensaciones de extrañarlo a Leonel Álvarez

POR JORGE IZQUIERDO

Desganado, sin alma y mostrando una realidad futbolística terrible. Ese es el crudo y cruel presente de Cerro Porteño, que no juega a nada y de a poco ya se va despidiendo tempraneramente del torneo Apertura. Le queda la Copa Libertadores, donde a los tumbos es líder de su grupo.

La caída ante General Díaz no solo fue producto de la inoperancia de los peloteros del Ciclón, sino también un partido muy inteligente del cuadro “aviador”, que entró decidido y con más ambición al campo de juego.

Su mejor hombre fue un excerrista, Enrique Borja, quien dejó el alma y la vida ante su exequipo y mostró que va recuperando el nivel de un verdadero delantero, orientado por un estratega que sabe recuperar valores, el técnico Francisco “Chiqui” Arce.

El primer tiempo fue para el olvido, sin llegadas y con poco fútbol. Lo más resaltante fue la expulsión de Santiago Arzamendia, que levantó la pierna ante Borja y fue bien expulsado.

En la complementaria, el “General” ya lo tuvo en cancha a Enzo Giménez, luego se le sumó Ramón Ocampo y juntos causaron estragos a la defensa del Ciclón.

Tras un contragolpe exquisito y un craso error de Pallas en el fondo, Borja aguantó y le cedió a Ocampo para el único gol del partido. Ya no quedaba mucho por jugarse, Cerro se fue en busca del empate a lo que salga, con pelotazos y sin mucho peligro. General Díaz hiló su segundo triunfo y va por más.

ENRIQUE BORJA

Fue el más peligroso en General Díaz. Luchó, aguantó y fue asistente en el gol.

ULISES MERELES

Controló bien el partido. En la expulsión a Arzamendia, nada que reclamarle.