Uno de esos hechos que no se ven todos los días se registró en el fútbol holandés, en un partido haku por la cuarta división entre el Harkemase Boys y el HSV Hoek. El partido estaba peleado, muy disputado. El equipo local iba ganando por 3-1, pero la visita se le venía con todo.
A cuatro minutos después de venir el descuento, una nueva carga en profundidad apenas fue salvada desde la línea por los locales. En el rebote, casi sobre la raya de fondo, un jugador del equipo visitante intentó un centro hacia el arco. La pelota dio en el poste y se fue derechito donde estaba el árbitro, que en su intento por esquivarla, terminó definiendo a lo Cristiano Ronaldo: la colocó en una esquina, donde ninguno de los zagueros ni el arquero que segundos antes habían sido héroes, pudieron sacarla.
Con el 3-2, el empate parecía casi cantado por la presión que metía la visita. Los jugadores del Harkemase Boys se le fueron encima al pito, quien les explicó que fue sin querer, pero que igual vale uno.
Al final, el local ganó 4-2.
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