Una historia increíble en el fútbol. El pelotero noruego, Omar Elabdellaou, zaguero del Galatasaray turco, tiene como para escribir un libro, por todo lo que pasó en poco más de un año.

El 31 de diciembre de 2020, unos petardos que usó para celebrar el ingreso de un nuevo año, le resultaron fatal. La desgracia había tocado su vida, cuando los fuegos artificiales le explotaron en la cara, quemándole gran parte del rostro. Le socorrieron al toque, pero tuvo daños terribles en su visión y quedó ciego, lo que le generó una lógica desesperación.

La historia, según el diario The Guardian, fue terrible. «¡No puedo ver, no puedo ver!» le gritó el jugador a un amigo suyo cuando ocurrió la desgracia. La pólvora y metales le reventaron la piel, los ojos y hasta la ropa, que empezó a arder. Su esposa se acercó para apagar las llamas, pero más no pudo hacer. Ya en el hospital, le dieron la peor noticia con el diagnóstico: Ceguera palpable. 

«Pensé que tenía algo en el ojo, pero luego sentí que me ardía la cara y todo estaba negro. Todo estaba oscuro, no sabía si era de día o de noche«, recuerda Elabdellaoui. Sin embargo, tipo no bajó los brazos y comenzó su proceso de recuperación que debía incluir varias cirugías. En total le metieron al quirófano 11 veces y lograron devolverle la visión, luego de 13 meses de terrible angustia.

Hoy, todo aquello quedó atrás y el zaguero que cumplirá 31 años en abril, tiene razones para volver a ser feliz, porque mañana por fin volverá a pisar un césped en un chute oficial, siendo titular en el Galatasaray, que enfrentará desde las 13:00 al Kayserispor, por otra fecha de la liga turca. Para eso, jugará con unos lentes especiales, pero eso es detalle hina.