El resultado de ida no daba muchas esperanzas. El empate de local hacía que más de uno lo considere con un golpe de “nocaut”.

De esos que te deparan ya un futuro cantado. Pero Santaní estaba dispuesto a hacer historia en esta su primera participación en Copa Sudamericana.

¡Y lo hizo! Dejó en claro que no hay golpe que lo baje y borró de la competencia a Once Caldas, campeón de la Copa Libertadores, y en su casa.

Los primeros minutos fueron claves para pillar cómo se venía la mano. Mientras que muchos esperaban que sea el equipo colombiano el que le pase por encima al paraguayo, fueron los santanianos los que mbaretépe se plantaron y ni moscas no dejaban pasar.

De hecho, tuvieron la primera gran ocasión cuando Cazal casi saca provecho de una pifiada del arquero rival, pero finalmente fue tumbado por los 14 metros de altura de Mosquera.

Es más, en el tiro libre que vino del cobro de la falta el arquero Ortiz casi de milagro evitó el gol.

Caldas respondió recién a los 37, cuando Rodríguez entró solo, remató y entre Arévalos y el travesaño evitaron el gol. Ironía o no, de ahí empezó a nacer la jugada del primero.

Tras una trabajosa salida del fondo, Lezcano sacó un centro que cruzó toda el área para llegar a los pies de Aguada, que aprovechando que se durmió Gómez, le hizo huevito a Ortiz para festejar.

En el complemento, el partido fue de ida y vuelta. Es cierto, siempre estuvo más cerca el dueño de casa. Pero Santaní lo supo controlar. Se encerró bien y estuvo siempre a la pesca de algún contragolpe, metiendo miedo.

Más allá del sustazo con Aguilar, el equipo paraguayo se plantó para dejar en claro que esta hazaña es un punto de arranque para hacer realidad ese gran sueño que toda una ciudad siente en su corazón. Y encima, ¡con un segundo gol con una contra perfecta! ¡Vamos Santaní!

Sustazo con Aguilar tras un tremendo golpe de cabeza

Un momento de terror fue el que se vivió sobre el arranque del complemento. Wildo Alonso y Jorge Aguilar se encontraron en el aire. Este último se llevó la peor parte.

Cayó casi inconsciente y segundos después perdió el conocimiento. Fidencio se acercó rápidamente y se dio cuenta que se desvaneció. La desesperación se apoderó de todos.

A patadas sacaron las vallas publicitarias para que pueda ingresar la ambulancia. Una locura. Después de unos interminables minutos, el jugador reaccionó. Por suerte se dio a conocer la noticia que el pelotero se encontraba en buena forma.