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“QUIERO QUE MI HIJO LLEGUE MUY LEJOS”

“QUIERO QUE MI HIJO LLEGUE MUY LEJOS”

Marcelino Ñamandú, expelotero que pasó por el Ciclón, tiene el anhelo de ver a su ta’ýra, que lleva su mismo nombre, como una de las grandes figuras del fútbol paraguayo

Por Jorge Izquierdo

“El sentimiento que tengo es inexplicable. Verle jugar a mi hijo en el club del cual toda la familia es hincha es un orgullo enorme, una emoción inmensa. Soy un papá privilegiado”, así y en medio de su buena onda, arrancó diciendo a Crónica el expelotero azulgrana Marcelino Ñamandú (52 años), quien supo jugar en filas de Cerro Porteño entre los años 1991 y 1993, consiguiendo un campeonato, el de 1992, de la mano del DT brasileño, Valdir Espinosa (+). El padre del actual jugador del Ciclón, que también se llama Marcelino y tiene 20 años, recordó muchas cosas que vivió en el fútbol y sostuvo que “estoy muy conforme con lo que hice, con lo que jugué. Gracias a Dios pude jugar varios años y el haber llegado a Cerro fue un sueño cumplido.

Antes eran muy distintas las cosas, uno no tenía representante y todo se hacía más complicado. En Cerro me fue bien, la gente me brindó su cariño y respeto y hasta hoy día los que me reconocen por la calle me saludan y me hablan de aquel equipo de Cerro de la época de los 90. Esas cosas por ejemplo a uno lo ponen muy contento. Esa caricia al alma que a veces es necesaria”. “Ahora estamos con mi hijo acá en Altos, donde nos descuereamos físicamente para que cuando retorne el fútbol no lo agarre fuera de forma. Yo quiero que mi hijo llegue muy lejos, más lejos de lo que yo llegué. Tiene buenas condiciones y no lo digo porque soy su padre, sino porque tiene mucha capacidad para destacarse.

Tuvo ofertas para salir, pero no quiere salir nomás sin antes llegar a mostrar todas sus cualidades. Está esperando su oportunidad. En cualquier momento seguro tendrá de vuelta los minutos para mostrarse en el equipo principal de Cerro”, culminó Marcelino.

A la espera de que todo vuelva lo antes posible

Mientras pasa la cuarentena y espera que el fútbol vuelva a jugarse, don Marcelino dijo que “tengo un minigimnasio acá en Altos. Soy entrenador de fútbol también, anduve dirigiendo por acá, por San Bernardino, Loma Grande y también por Atyrá. Estamos expectantes a lo que pueda ocurrir en el fútbol. Ya queremos empezar a trabajar también. Ojalá que pronto podamos estar bien nuevamente”, remató.

“César Carpegiani no me quiso al principio”

A su llegada a Cerro, Marcelino no la tuvo fácil, atendé por qué: “El que había pedido por mí era Sergio Markarián. Yo estaba en Sport Colombia y a él le gustó mi rendimiento. Cuando llegué a Cerro, a él lo sacaron al poco tiempo.

Luego vino el brasileño Carpegiani y tenía sus jugadores como se dice y no me hizo caso. César Carpegianino me quiso al principio, pero me esforzaba para que me dé la chance de jugar y después ya fui uno de sus favoritos en el equipo. Me dio su confianza, jugué muchos partidos después que no me quisiera. Son cosas del fútbol. Nunca hay que bajar los brazos”, puntualizó.

La sitú en la ciudad alteña

Sobre el comportamiento de los alteños con respecto a la cuarentena, Marcelino dijo que “como en muchos lugares del interior del país, aquí es mucho más tranquilo por decirlo así. La gente no tiene tanto miedo. Quizás el riesgo sea menos, pero se trata de respetar. Al menos no hay demasiado movimiento a diferencia de lo que vemos que hay en Asunción. Ojalá no se descontrole totalmente esta situación”, reflexionó el exjugador.

El jugador que destila su estilo

Al hablar de sus características como el jugador profesional que fue en su momento, Marcelino expresó que “fui uno de los primeros jugadores en el fútbol paraguayo en jugar de lateral-carrilero por izquierda. Ese estilo lo impuso el profe Carpegiani. Yo era rápido, tenía mucho desborde en ataque y creo que lanzaba buenos centros. El que se me parece a mi estilo de antes es Miguel Samudio. Es muy rápido y le gusta atacar”, redondeó.

¿Por qué lo que decidió ponerle el mismo nombre a su retoño?

A lo mejor hoy día ya no se impone tanto eso de que los hijos tengan el mismo nombre que el padre. Seguro hay todavía casos, pero gran parte de la sociedad prefiere nombres más rimbombantes, por decirlo así, para ponerles a sus herederos. Al ser consultado del motivo que lo llevó a Marcelino a ponerle el mismo nombre que él tiene a su hijo, su respuesta fue que “mi papá me decía que mi hijo tenía que tener mi mismo nombre. Eran cosas de antes. Te pedían que les hicieras caso y así fue como le puse Marcelino”, expresó en medio de risas. “A mí y a mi hijo nos quieren mucho acá en Altos, él es muy humilde luego. En Cerro me trataron bien y a Marcelino también lo están haciendo de la misma manera. Eso me da tranquilidad”, remató Ñamandú.

Con la plata de su traspaso gastó en…

Pasar de Sport Colombia a Cerro significó mucho en la vida de Marcelino. “En Sport Colombia ganaba 120 mil guaraníes al mes. En Cerro ya pasé a ganar 500 mil cuando eso y tenía buenos premios. De esa transferencia me dieron un monto importante y con eso le compré un terreno y le puse la casa a mis padres. Después me fui amoblando todo. No gasté al pedo. Todo lo que tengo es gracias al fútbol”, le bajó.

Los trabajos de adolescencia y las concentraciones de antes

En su etapa juvenil, Marcelino también tuvo que remarla bastante. “Fuimos una familia pobre, a veces no teníamos para comer. Desde chico mis padres nos enseñaron el sacrificio a mí y mis hermanos.

Llegué a hacer de albañil, también vendía naranjas y limón por las calles. Eso mi hijo sabe. Traté muchísimo que Marcelino no tenga la necesidad de salir a rebuscarse por las calles. Él está enfocado en su carrera deportiva”, explicó nuestro entrevistado.

En cuanto a las concentraciones de antes, nos contó que “nos sentábamos en ronda para el tereré. Jugábamos billar y barajas a plata. Era emocionante este juego (barajas)”, culminó.

MÁS DATOS

RECORRIDO

Marcelino Ñamandú jugó en Sport Colombia, Cerro Porteño, Presidente Hayes y 3 de Febrero (CDE). En el exterior militó en Deportivo Español del fútbol argentino.

UN ESPEJO

En su momento, Justo Jacquet fue referente en el puesto de Marcelino (lateral izquierdo). En Cerro coincidieron juntos cuando Justo estaba para el retiro del fútbol.

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