Ayer domingo se jugó la final del Super Bowl LVI en el SoFi Stadium de Los Angeles, sitio que se llenó de estrellas de la música, el cine y claro, del deporte. Una de las grandes figuras que estuvo presente en el juego entre Los Ángeles Rams y Cincinnati Bengals fue nada menos que LeBron James, basquetbolista de los Lakers; equipo de la NBA.
Pero el barbudo se convirtió en el centro de atención por lucir en una de sus muñecas un reloj único en el mundo, se trata específicamente de un Tiffany-Blue Patek Philippe Nautilus 5711, cuyo modelo en acero con esfera azul fue retirado del mercado este año, por lo que su valor se disparó. El año pasado se vendió uno igual en USD 6,5 millones, incluidos los impuestos.
Probablemente, LeBron haya adquirido esta joya antes del anuncio del retiro, por lo que la habrá pagado mucho menos. Pero lo cierto es que hoy es dueño de uno de los relojes de muñeca más caros que existen y aprovechó el Super Bowl LVI, uno de los eventos deportivos más vistos del mundo, para mostrarlo.
Fue una gran semana para LeBron, quien se convirtió en el máximo anotador de la NBA al superar a Kareem Abdul-Jabbar al alcanzar los 44.157 puntos entre fase regular y playoffs en la derrota de los Lakers por 115-117 en el Chase Center de San Francisco. Estos deportistas están en otro planeta, viven una vida que es imposible de alcanzar para la mayoría de los demás mortales.
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